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"Cupcake"
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A la mañana siguiente Paul llegó a la escuela contra su voluntad, aún así llevaba un cupcake color rosa en su mano izquierda y su café en la mano derecha mientras le daba uno que otro sorbo.

Sam decidió permitirle un descanso a Jacob mientras que él, pobre de él, debía ir a la escuela.

Caminó un par de pasos hasta que la divisó a una corta distancia y su respiración se cortó.

Maldita sea.

La chica frente a él, estaba seguro, no era el algodón de azucar que veía a diario

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La chica frente a él, estaba seguro, no era el algodón de azucar que veía a diario.

Su cabello rosa seguía ahí, dónde debía, sobre su cabeza, pero el traje casi lo puso a temblar.

Pero aún así lo que más le preocupó a Paul fue que se encontraba sola nuevamente.

Oyó los murmullos generales, al parecer Antonella y ella habían peleado por alguna razón y por eso habían dejado sola a Cassy.

Paul casi gruñó mientras se acercaba a dónde la joven se encontraba mirando su teléfono mientras tenía los auriculares puestos.

—Hola, Cassy.

Los ojos azules de Cassy lo miraron con incredulidad, como si su presencia estuviera fuera de lugar, aún así Paul extendió el cupcake hacia la chica.

—¿Qué es esto?

—Una ofrenda de paz.

—¿Tiene veneno?

Paul frunció el ceño con una media sonrisa divertida.

— No soy tan malo.

—Eres muy malo para coquetear, si es lo qué intentas.—Lo aceptó.

— Solíamos llevarnos bien antes, Cassy.

—Antes que fueras un idiota.—Dijo dándole una mordida al cupcake.

—Antes de que te hicieras amiga de Antonella y su séquito.

—Pues ya no lo soy.—Suspiró con la boca llena de crema rosa. —Probablemente sea mi último día siendo animadora, ya sabes cómo es, si quiere algo lo consigue

Paul sonrió.

—No me digas que le tienes miedo.

Cassy irguió su espalda mientras se ponía de pie y dejaba en evidencia su metro ochenta de altura que había ganado desde hacía unos meses.

—Jamás.

—Si necesitas ayuda aquí estoy, ¿Lo sabes?

—¿Acaso quieres ser mi amigo nuevamente?

—Nunca dejé de serlo solo dejamos de pasar tiempo juntos.

Ella sonrió poniéndose de pie de un salto.

Algodón De Azúcar - Paul Lahote Donde viven las historias. Descúbrelo ahora