Cap 27. Mi propósito

60 5 6
                                    

Narra Shadow

María y yo nos dirigimos a las afueras del auditorio para tomar un poco de aire fresco, encontramos un lugar bastante agradable para pasar el rato, era un patio al costado del auditorio, había una pequeña fuente y unas bancas para poder sentarse y relajarse como era debido.

Una vez sentados en la banca ella empezó a admirar el paisaje a su alrededor, respiraba profundamente mientras cerraba los ojos y sonreía de forma encantadora, se veía notablemente feliz, algo que inexplicablemente me enternecía el corazón.

—Me encanta verte así.

—¿Así cómo?

—En paz, plena, sin preocupaciones ni ataduras.

—Nunca creí que fuera posible vivir de esa forma, o al menos que yo pudiera hacerlo.

—Lo sé, las cosas no eran para nada sencillas allá.

—Para nada... —dijo mientras desviaba su mirada— Pero tú hiciste que no fuera tan malo —regresó su mirada hacia mí.

—Fue al revés, fuiste tú la que mejoró mi estancia en ese lugar.

—Entonces fue mutuo —respondió mientras me sonreía— Pero sin duda ahora estoy mucho mejor que antes.

—¿No extrañas tu antigua forma?

Al preguntarle eso ella empezó a verse a sí misma, posaba su mirada en cada parte de su cuerpo analizándola profundamente, hasta volver a mirarme a los ojos.

—Pues...te mentiría si te dijera que no...pero supongo que debo acostumbrarme, esta forma tampoco está tan mal.

—Siempre decías tener curiosidad de saber cómo se sentía ser como yo.

—Jajaja es verdad, supongo que se me cumplió mi deseo.

—Jajaja así es, y no hay opción de devolución.

—No la hay jaja...pero en serio me alegro de estar de vuelta.

—Yo también me alegro por eso, María. Sé que parezco disco rayado, pero no sabes cuánta falta me hiciste todo este tiempo.

—A mí también me hiciste mucha falta, Shadow, no soportaba el hecho de haberte dejado atrás, de no haberme podido quedar más tiempo contigo.

—Puedo decir con seguridad que nunca te fuiste, María —tomé su mano y la posé sobre mi pecho— Siempre estuviste ahí conmigo...aunque a veces me costaba recordarlo, nunca dejaste ese lugar, permaneciste ahí, y siempre permanecerás ahí.

No me respondió, solo se limitó a abrazarme, ocultando su rostro en mi pecho, podía sentir su respiración cerca de mí, correspondí su abrazo y la rodeé con mis brazos.

—¿Shadow?...

—Dime, María.

—¿Qué soy para ti?...

Levanté mi ceja ante esa pregunta, me separé un poco del abrazo para poder ver a María a los ojos bastante intrigado.

—¿A qué te refieres?

—N-Nada...olvídalo...

—No no, espera, dime ¿Por qué me preguntas eso?

Vi como ella enderezaba su postura para mirarme fijamente, como si estuviera preparándose para decirme algo importante.

—Es que...todas las cosas bonitas que dices, y que sientes por mí, producen una sensación indescriptible en mí...hacen que mi corazón lata a todo lo que da, y nunca me había sentido así en mi vida.

SONAMY: AMOR ÚNICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora