Cap 26. Mi tesoro

50 5 1
                                    

Narra Knuckles

Y en un abrir y cerrar de ojos nos habíamos quedado solos Rouge y yo, todos nuestros amigos se habían ido, tomando su propio camino con su propio plan en mente.

Volteé a ver a Rouge y esta se encontraba igual que yo, un poco sorprendida de cómo todos se habían marchado y sin la menor idea de qué hacer a continuación.

—Vaya, no me esperaba eso.

—Ni yo...

—Bueno... ¿Qué dices si vamos a...?

—Necesito ir al baño —pronunció Rouge de repente, al mismo tiempo que empezaba a caminar buscando el baño.

—E-Espera —le dije mientras la seguía.

—¿Qué haces, Knuckles?

—Te acompaño, yo también quiero al baño.

—Bien, como sea.

Al llegar a los baños cada quien entró al baño respectivo, la verdad si necesitaba ir al baño, bebí demasiado vino. Luego de ocuparme de mis asuntos salí del baño y me dispuse a esperar a que Rouge saliera, pasaron unos minutos y esta salió, aunque se notaba un poco molesta.

—¿Estás bien?

—Obvio que sí ¿Acaso no lo ves?

—Nop, de hecho, todo lo contrario, te veo bastante enojada.

—Ya te dije que estoy bien Knuckles, no me molestes.

—Oye, lo siento, yo sólo...

—Basta, déjame en paz.

—Pero yo...

No me dio tiempo a responder, simplemente empezó a caminar alejándose de mí, ni siquiera tenía una dirección fijada, se limitó a huir de mí básicamente, seguramente este es uno más de sus berrinches.

Normalmente paso de movidas y dejo que se vaya a lidiar sola con su temperamento tan brusco, ya que casi siempre que está así es porque yo la provoco y ella termina enojándose, siempre en son de broma, claro.

Pero esta vez se sentía diferente, se sentía genuinamente molesta por algo, y esta vez yo no lo había provocado, no sabía qué mosca le había picado, y me propuse averiguarlo siguiéndola a ver adónde llegaba.

Luego de un par de minutos llegamos a un salón secundario del auditorio, o al menos eso decía el letrero que había afuera, y se notaba por el tamaño del mismo, no era un armario o algo por el estilo, pero sí que era notablemente más pequeño que adonde estaba la fiesta.

Cuando ya no tuvo lugar adonde huir por fin se detuvo y se quedó parada en seco dándome la espalda.

—Rouge ¿Qué pasa? Me estás preocupando.

—¿Desde cuándo te preocupa lo que me pase a mí? —me contestó elevando un poco su tono de voz.

—¿De qué hablas? Siempre me he preocupado por ti, eres mi mejor amiga.

—Ya cállate Knuckles, deja de decir esas cosas.

—No te entiendo, todo estaba marchando bien ¿No eras tú la que quería venir a esta fiesta?

—Si, obvio quería venir aquí, nunca le digo que no a una fiesta.

—Entonces ¿Por qué saliste despavorida de la fiesta? Y nos trajiste a este...salón o lo que sea que sea esto.

—Todo estaba bien hasta que...

—¿Hasta qué? —pregunté mientras me acercaba a ella— ¿Hasta que te quedaste sola conmigo?

SONAMY: AMOR ÚNICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora