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El sonido estridente del despertador cortó el silencio de la mañana, arrancándome de un sueño inquieto. Mis ojos aún pesados se abrieron con esfuerzo mientras mi mano buscaba el teléfono sobre la mesita de noche. Un mensaje parpadeaba en la pantalla, enviado por Jason: "Te necesito". Un escalofrío recorrió mi espalda. ¿Qué podría haberle sucedido?

Con el corazón martilleándome el pecho, respondí rápidamente: "¿Estás despierto? ¿Estás bien?". Mientras esperaba una respuesta que no llegaba, me dirigí al baño. El agua fría de la mañana golpeó mi rostro mientras me cepillaba los dientes con movimientos automáticos.

Al salir del baño, el aire fresco del otoño me recibió, recordándome que la temporada estaba cambiando. Me envolví en un abrigo y descendí las escaleras con pasos pesados, encontrándome con mi padre absorto frente al televisor.

Me acerqué con cautela, mis ojos capturados por la pantalla donde las palabras parpadeantes anunciaban la impactante noticia: "El cadáver de Jackson Fox ha sido encontrado en el patio de la familia Fox".

Un escalofrío recorrió mi columna vertebral. Jackson, enterrado en su propia casa. La idea era surrealista, inquietante. ¿Cómo es que nadie se había dado cuenta?

—Papá, ¿es... es verdad lo que dice la noticia? —mi voz temblaba con una mezcla de miedo y consternación.

—Sí, lo es —respondió mi padre con solemnidad—. La familia nos contactó. Hoy será el funeral.

—A pesar de todo, nunca quise que algo así le sucediera —murmuré.

El aire se volvió denso, cargado con el peso abrumador de la tragedia.

—Subiré a mi habitación —murmuré, buscando escapar del dolor que se apoderaba del ambiente.

Una vez en mi habitación, me dejé caer sobre la cama, abrumada por la incertidumbre. Desbloqueé mi celular, buscando respuestas en las redes sociales. La noticia se había esparcido como un reguero de pólvora, pero entre los rumores y las conjeturas, la verdad parecía escurrirse entre mis dedos.

Necesitaba respuestas. Y para eso, tenía al señor Larry. Me despojé de la ropa con gestos automáticos y me dirigí hacia la ducha, sintiendo el agua tibia abrazar mi piel mientras mi mente se atormentaba con preguntas sin respuesta.

Al salir de la ducha, me enfrenté al dilema de elegir la vestimenta adecuada para el sombrío día que se avecinaba. Mis dedos buscaron instintivamente entre los tejidos de mi armario hasta encontrar un vestido negro que parecía susurrar lamentos. Lo coloqué sobre mi piel aún húmeda, complementándolo con unas medias cortas y unas botas oscuras que resonaban en sintonía con mi estado de ánimo. Mis cabellos fueron atados en una cola alta y me ajusté los lentes de sol negros. Hoy tengo que mostrar mi luto por la muerte de Jackson.

Bajé las escaleras y encontré a mi padre aún sentado en el sillón, su semblante reflejando una mezcla de tristeza y resignación.

—Papá, saldré un momento —anuncié, buscando su aprobación en su mirada cansada.

—Está bien. No llegues tan tarde —respondió.

Le di un beso en la mejilla antes de partir. Al abrir la puerta, noté la figura de Jorge afuera del auto, su silueta envuelta en el humo de un cigarrillo que pronto sería aplastado bajo sus pies.

—¿Necesitas que te lleve a algún lugar? —preguntó, su voz cortada por el humo.

—Sí, llévame a la estación de policía —respondí, sintiendo el nudo en mi garganta apretarse un poco más.

Asintió, y ambos nos dirigimos hacia el automóvil. Mientras avanzábamos por las calles, el paisaje urbano parecía desvanecerse ante la magnitud de conmoción que me embargaba.

JASON SMITH [Nada Es Lo Que Parece]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora