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Me levanté del piso y corrí hacia el ascensor, oprimí el número 4 y las puertas se cerraron. Volvieron a abrirse y fui hacia mi habitación, pasé la tarjeta y entré; guardé mis cosas nuevamente en las maletas y salí de la habitación. Fui al ascensor y esperé a que subiera, se abrieron las puertas y oprimí el número 1 para que así empezara a bajar. Llegué al lobby y devolví la tarjeta en la recepción, salí del hotel y justamente se encontraba un taxi afuera, estuve a punto de subirme si alguien no hubiera tomado mi mano para que me detuviera.

—¿A dónde vas? —preguntó Jack con una mirada seria.

—Al aeropuerto, tengo que volver lo antes posible —dije tratando de no llorar.

—Yo te llevaré —lo observé detenidamente y puedo notar que está preocupado por mí. Jack es un chico muy bueno y gentil.

—Está bien —dije y dejé que me llevara a su auto mientras agarraba mi mano con fuerza.

Puse mi maleta en los asientos de atrás y me senté adelante, lo miré y me sonrió dulcemente para así ponernos en marcha. Al llegar al aeropuerto lo primero que hice fue ir directamente a la recepción.

—Buenas noches, un boleto para Nueva York, por favor.

—Claro que sí, ¿me permite su pasaporte? —preguntó y se lo di.

Estuvo por varios minutos usando la pantalla y lo nervios estaban por matarme. Me miró con una sonrisa y me devolvió mi pasaporte.

—Su vuelo es a las nueve, por favor esté pendiente y que tenga un buen viaje, señorita Nora.

Asentí con la cabeza y busqué un lugar para sentarme. Jack se sentó a lado mío, y nos miramos, no pude aguantar más y algunas lágrimas escaparon. Él se acercó y las limpió con sus dedos, me sonrió y también trate de sonreír, pero el dolor que siento ahora mismo es tan fuerte que no me permite ni sonreír, tengo miedo... Mucho miedo.

—Tú mamá estará bien, sé que sí—me abrazó y sentí una gota caer en mi hombro. ¿Él está llorando?

Me separé de él y sí, está llorando.

—¿Por qué lloras? —pregunté y más lágrimas salieron de mi ojos.

—Lo siento, no soy de llorar así de la nada pero... Te contaré algo —me sequé las lágrimas y me acomodé para escucharlo—. Mi madre murió hace cinco años.

—Dios mío, Jack lo lamento tanto —esto no me lo esperaba y me duele.

—Está bien Nora, estoy bien —sonrió—. Tu mamá estará bien, no le pasará nada malo, ¿sí?

Me miró de una forma que no sé explicar, lo único que pude hacer fue asentir con la cabeza.

—Gracias.

—No tienes que agradecerme —respondió.

Recosté mi cabeza en su hombro y solo me perdí en mi mente, no puedo pensar en nada más que mi madre. ¿Por qué? ¿Por qué tuvo que pasarle esto a ella? A la mejor madre del mundo, a la única con la que puedo contar incondicionalmente. Por favor señor, no te la lleves, la necesito, no te la lleves, por lo menos no ahora, te lo pido, que ella esté bien, solo eso te pido.

Se hicieron las nueve de la noche y empezaron a llamar a las personas para que abordaron el avión. Me levanté del asiento y le sonreí para así agarrar mis maletas e irme, no antes despedirme con la mano par así desaparecer de su vista. Entré al avión y busqué mi asiento, me tocó en la ventana pero no tenía ánimos de ver el cielo y las estrellas. Minutos después despegó, y empecé a sentirme cansada, supongo que fue por tanto llanto así que solo cerré mis ojos y caí plenamente dormida.

JASON SMITH [Nada Es Lo Que Parece]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora