Volvía a entrar a la Iglesia de mi pueblo después de demasiado tiempo.
Política, religión y fútbol eran temas muy controversiales en mi circulo social y en mi familia, temas de los que no se hablaba, de los que nadie cuestionaba y todos suponían, por lo que nadie nunca supo que yo me pelee con Dios por la misma razón por la que estaba volviendo a entrar después de demasiado tiempo.
Recuerdos de 7 años antes llegaban a mi como una lluvia que no amainaba, que no me dejaba correr, que nublaba mi vista y una vez más me hacía caer.
Primero llegamos mis hermanos con sus respectivas familias, mis papás, mi abuelo y yo. Nos sentamos hasta el frente, yo estaba quieta, realmente quieta. La herida ya no estaba pero quedaba una cicatriz y con todos los sentimientos recientes y tan a flor de piel, me sentía muy vulnerable.
Poco a poco y mientras más se acercaba la hora, primos, tíos y sobrinos comenzaron a llegar. A la mayoría ya los había visto en los rezos por lo que silenciosamente y desde lejos nos saludábamos con un asentimiento de cabeza cuidando de no hacer un ruido que pudiera aturdir la enorme paz que inundaba el salón principal.
Estaba cargando a Chloe, la hija de mi hermano y la pequeña de la cual yo era madrina, no me había soltado desde que había llegado. Su pequeño cuerpo descansando sobre mi así que fue mi excusa perfecta para poder justificarme por no notar cuando los demás ya estaban de pie y yo no.
Las palabras sonaban como un eco e indicios de un ataque de ansiedad comenzaron a aparecer. Pero a mi lado estaba sentado mi sobrino, hijo de mi hermana, que ahora y sin darme cuenta estaba demasiado grande para notar lo que estaba pasando.
Sin saber cómo, logró sacarme de ahí con la excusa de que quería que lo llevara al baño. Entregué a Chloe a su mamá y salimos de ahí para sentarnos en un pequeño jardín que tenía la parroquia.
- ¿Sigues extrañando a Mimi? - preguntó ese ser de 12 años que quería con el alma
- ¿Aún te acuerdas de ella? - pregunté visiblemente más calmada
- No mucho, solo que estaba muy arrugadita - dudó un poco sus siguientes palabras - me acuerdo por lo que escribiste
No supe qué decir. Sabía a qué se refería pero no recordaba de la existencia de aquellas palabras.
- No quise leer pero cuando vi que era tu letra, no pude parar - tomó mi mano - tiene mucho que no venías a visitarnos Amy y te extrañaba mucho
Un nudo increíblemente grande se formó en mi garganta, ¿Cuándo había crecido tanto?
- ¿Por qué escribiste eso?
- Mimi comenzó a olvidar a todos, menos a mi. Cuando se acordaba de quién era y era consciente de lo que estaba pasando, me contaba historias que no quería que se quedaran en el olvido. Más que nada de su mamá, la abuelita Hortencia
- Si, memoricé las historias - sonreí - ¿pero por qué escribiste un diario raro de lo que estaba pasando?
No pude evitar volver a sonreír - Verás, por ese entonces quería ser de todo, doctora, abogada, veterinaria, astrónoma, maestra y dentro de todo eso, quería ser psicóloga, entonces dentro de mi, creía que si la estudiaba, podía aprender más sobre ella y comprender lo que le estaba pasando para intentar ayudarla aunque nadie pudo
No dijo nada y me abrazó. Este niño de 12 años que era un rebelde y un consentido solo por ser el primer nieto, bisnieto y tataranieto, ese niño siempre me apoyó.
Cuando era bebé, jamás tuve vacaciones porque mi hermana se iba a trabajar y yo me quedaba cuidándolo, tenemos millones de fotos juntos: fotos enojados, fotos riendo, fotos en donde demostramos cuánto nos queremos y fotos demostrando lo mucho que peleábamos. Él era como mi hijo, porque, si bien me fui hace pocos años de aquí, era yo quien jugaba con él cuando no tenía primos cerca, era yo quien aceptaba la culpa por travesuras suyas, era yo quien iba a mimarlo después de que su mamá lo regañara y era yo quien lo ayudaba con sus tareas.
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Nuestra última carta
FanfictionKate es una estudiante de segundo año de artes, pero, por su talento le dan una beca para irse de intercambio a otro país. Wilhemina es una maestra de la escuela de artes más prestigiosa del mundo, su vida no ha sido nada fácil. - Es como un acerti...