1. cuánto tiempo

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—¿¡Cómo que no vienes!? —Chiara se llevó la mano al puente de su nariz mientras caminaba por todo su salón. —¿¿Y con quién se supone que voy a la boda??

—Tía, es la boda de Denna y Alex. Seguro que van muchos de la carrera. —Habló la voz al otro lado de la línea.

—Exacto, van a ir todos con sus respectivas parejas, porque al parecer todos os casáis este año, y yo voy a estar SOLA. So-la. —Replicó la menorquina. —Fuck, no me apetece nada.

—Lo siento Kiki, no vuelvo de Tenerife hasta el martes. —Se lamentaba la otra chica. —Ya te compensaré. Te lo juro.

It's okay, Rus. Tranqui. —Suspiró dejándose caer en el sofá. —Voy a prepararme la maleta.

—¿Cómo vas con lo de...? —Preguntó insegura la ucraniana.

—No vamos a hablar del tema. —Respondió rápido. —Te dejo, ¿vale?

—Chiara... No te cierres en banda, habla conmig-

La vibración de su móvil indicó el final de la llamada. Suspiró, dejando caer sus brazos encima del cómodo sofá. Al día siguiente tenía que coger un avión hasta Madrid, y luego un tren hasta un pueblo que estaba en quién sabe dónde. Y además tendría que explicar a todo el mundo por qué iba sola a la boda.

Terminó su maleta rápidamente cuando vio la hora que era. Sin querer, se le hizo bastante tarde y debía levantarse temprano por la mañana. Cuando se despertó, fue con prisas todo el tiempo hasta que llegó a la estación de trenes de Madrid, de donde salía su ave hacia... No sabía aún hacia donde. Hacia algún pueblo rural de por allí. Con saber la vía y el número de coche le bastaba.

Miró el ticket y la pantalla repetidas veces, intentando encontrar el lugar, hasta que una voz la sorprendió.

—¿Chiara? —La chica se giró sobresaltada.

—¡Violeta! ¡Qué fuerte! ¡Cuánto tiempo! —La pequeña la abrazó. —¿Vas a la boda de Denna?

—Eso parece. —Sonrió levemente. —¿Tú también?

—Si encuentro desde donde sale el tren, sí. —Contestó sonriendo.

—¿Y Nicole? —Preguntó la pelirroja, y a Chiara se le borró la sonrisa.

—Hemos roto. —Respondió. —Así que voy sola. —Sonrió, tratando de auto convencerse de que todo estaba bien. Violeta puso una mueca triste.

—Vaya... Lo siento. No lo sabía. —Comenzó a caminar para entrar al tren, que salía en cinco minutos.

—Ya, fue antes de ayer. Así que... Nadie lo sabe en realidad. —Explicó, mientras la seguía. —Bueno, solo Rus.

—¿Todavía hablas con ella? —Preguntó de nuevo la granadina.

—Con la única de clase. Aunque también he recibido la invitación de boda de Martin y Juanjo, Lucas y Naiara y Bea y Cristina. —Dijo con cierto cansancio, lo que provocó una pequeña risa en la otra chica. —Parece que todo el mundo se casa este año.

—Y que lo digas... —Entraron en el vehículo y se sentaron casualmente juntas.

Pasaron el trayecto entre risas y anécdotas, aunque pronto Chiara se quedó dormida apoyada primero contra el cristal, y luego en el hombro de Violeta. Esta no quiso despertarla, se notaba en sus ojos que no había dormido mucho, y simplemente se centró en su libro.

Una vez llegaron, se dirigieron a por sus tarjetas para la habitación que ponía en la invitación de cada una.

—Hola. —Habló Violeta con el señor de recepción. —¿La habitación número 208? —Chiara la escuchó y frunció el ceño. Miró su invitación y volvió la vista al recepcionista.

Una Ruptura y Diez Bodas || KiViDonde viven las historias. Descúbrelo ahora