LUCKE.
He olvidado lo que es querer a alguien, pero no puedo hacerle daño a Beatrice. Se que nuestro tiempo separados a dañado aún más nuestros planes de futuro.
La tengo a mi lado en mi cama, durmiendo tranquilamente y yo no paro de pensar en el error que estoy cometiendo. Si solo me dedicara a hablar con parejas que tienen problemas sexuales en una clínica, todo funcionaría. Pero soy el dueño de dos clubs. Y acudo a casas de clientes en el que explico o intervengo a petición de ellos. Siempre con protección y profesionalidad por delante.
Bei, no merece saber que no solo soy exclusivo para ella. Podría hacerla feliz si me dedicara a estar sentado en una silla, escuchando problemas de relaciones. Pero a quien quiero engañar, me gusta mi club, y me gusta el ambiente.
Voy al balcón y enciendo un cigarro. Soy un monstruo, no la quiero dejar ir, cosa que debería y ahora la voy a destruir.
La pantalla se ilumina desde la mesilla, apago la colilla en el cenicero. Con el mayor cuidado posible vuelvo a andar al interior y cojo el teléfono, es un mensaje. Algunos del club, esperaba que fuera hoy el jefe. Me disculpo y le digo a mi personal que traten bien a los clientes. Después me meto en la cama e intento conciliar el sueño.
La luz me despierta a la vez que un peso muerto, que me pega un calor agradable. Abro los ojos poco a poco y veo una espalda desnuda.
Es Beatrice, no me da tiempo a reaccionar cuando su alarma suena, rompiendo la tranquilidad.
—Esto no está pagado —se queja, creo que no se da cuenta que estoy aquí.
Se levanta, observó su cuerpo desnudo y el mío reacciona. Se detiene un segundo después de apagar el sonido. Mira todo al rededor y me sale una sonrisa ronca que hace que me mire.
—Buenos días, Bei —me pongo de pie también estando desnudo.
—Ho... la —intenta taparse con la colcha.
—Ya veo que ni siquiera te acuerdas de lo de anoche. Has tenido buena noche —sonrió y me voy sin vergüenza alguna a mi baño.
Me meto en la ducha y me digo que no importa que ya está hecho, ahora es mi pareja. Aunque parte de mí la ve como mi amiga y si otro hombre le hace lo mismo que yo, me mataría sin piedad.
Mi pene está erecto, no se me quita la imagen de su cuerpo perfecto debajo de mí. Cierro los ojos con fuerza deleitándome en la sensación que me ha producido sentir.
Unas manos rodean mis abdominales, abrazándome desde atrás y los pezones erizan mi espalda.
—¿Estas bien Lucky? —dice con una voz preocupada.
Me giro y la observo, sus ojos brillan, su pelo rizado ya está empapado por el agua, aplastando las ondulaciones. No me resisto más, y la llevo hasta la pared.
—No sabes en qué puto lío te has metido Beatrice —susurro contra su oído.
—Yo me encuentro muy bien entre tus brazos —me mira tiernamente.
No puedo más y llevo mi mano a sus mejillas y la beso con desesperación.
—No, no sabes nada, eres mía ahora y siempre —declaró contra sus labios.
Bajo mis manos por sus pechos, redondos y perfectos para mis palmas. Pellizco sus pezones y no frena sus gritos.
—Eres perfecta para mí, joder — beso sus labios con una pasión que no se frenar y llena mi pecho.
—Hazme el amor, Lucke —suplica cuando nos separamos unos milímetros.
No me hago esperar y me entierro dentro de ella, sus piernas se cruzan en mi cadera. Los cristales se empañan aún más por nuestro calor. Estamos ardiendo joder.
Su espalda, sube y baja por las baldosas a cada embestida que arremeto contra ella. Agarró su pelo con fuerza. Y me muevo más rápido.
Su grito rompe por encima del sonido de nuestros cuerpos, y se estrecha al rededor de mi miembro. Lo que hace que yo me vaya con ella.
Después de unos segundos nos separamos y esta vez si nos duchamos, se que voy a llegar tarde, pero soy el jefe.
Beatrice sale antes y cuando yo acabo de afeitarme hago lo mismo, ella ya está vestida.
—Voy a pasar por mi casa, a ponerme ropa limpia, ya llego tarde y Kayla me mata.
—Sois mejores amigas no creo que lo haga —le dedico una risa sincera para tranquilizarla.
—Seguro que volverá a cogerse el día para estar con su nuevo novio, Ethan —dice, corre a mí me da un beso ligero y corre afuera.
No me da tiempo a replicar, así que cuando escucho la puerta cerrarse me empiezo a vestirme.
Hoy tengo tres citas con una pareja en el despacho, y luego me pasaré por el club a ver el resultado de ayer por la noche.
Cuando acabo con las citas programadas cojo el coche y voy directo al club, pero en un semáforo en rojo, visualizo una pequeña librería al lado de una floristería.
Aparco en el sitio más próximo, me paso primero a mirar cientos de libros y cojo una novela romántica.
Luego cojo un ramo de rosas blancas.Acudo a la editorial donde trabajan mis amigas y subo a los despachos. Por el reflejo veo a Kayla hablando animadamente con un chico rubio, decido no molestar y acudo directamente a mi destino.
Toco la puerta y su voz me anima a entrar.
—¿Que haces aquí, Lucky? —dice sin creérselo acudiendo a mí.
Se que llevamos un día siendo novios y yo no soy nada romántico. Por decir que llevo solo cuatro horas sin verla y no he aguantado más.
—Traer un detalle a mi preciosa novia —pongo delante de su cara lo que he comprado.
Su cara es de asombro puro, lee el título y huele las flores.
—Eres el mejor —corre a dejarlo en el escritorio, luego se abalanza hacia mí.
—Aquí no cariño, o empiezo a hacerte gritar cada sitio de este despacho —la freno y la separo de mí.
Sonreímos y le doy un tierno beso.
—Nos vemos esta noche en el rellano —afirmó y me voy.
Acudo al club y hago un montón de papeles, cuando uno de mis amigos y trabajadores me interrumpe.
—Ayer tuvimos buena noche, pero ya sabes que nuestros clientes siempre te prefieren a ti.
—Estuve ocupado —digo sin más y me centro en otro papel de la mesa.
—Llevas ya noches ausentándote, desde que lo abrimos has estado aquí siempre, que te traes entre manos Lucke —dice mi amigo y socio, sentándose sin permiso en la silla enfrente mía.
—No es asunto tuyo —y con eso cierro el libro de cuentas y la conversación, levantándome para irme.
—Deberías confiar más en mí, si algo está pasando debes contármelo —me sigue.
—Está todo bajo control, no pasa nada, asuntos que tengo en casa, vuelve a abrir esta noche. Aseguró que volveré pronto.
Con eso salgo del local y me voy directo a ver a mi chica, a la que tengo ganas de ver y no me quito de la cabeza. No se que me está pasando, es mi mejor amiga. Nunca debí pasar las fronteras.
Porque estoy retrasado lo inevitable la romperé el corazón ella no sabe realmente, aunque cree que lo sabe, lo que consiste mi trabajo.
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Es un error quererte (pausada)
Romance2 QUERER Luke es un atractivo sexologo. Es un hombre que odia el compromiso, pero ama el sexo. Beatrice es una mujer segura de si misma. Filóloga y lleva a manos una empresa editorial más famosa de Estados Unidos. Viven puerta con puerta, han crec...