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Narra Beatrice.

—Dime —río mi cara tenía que ser un cuadro.

Kayla me dio un empujón en el hombro.

—Podemos pasar adentro seguro que con una copa de Whisky todos nos relajamos y podemos hablar—dijo Kayla.

Y eso hicimos, Luke sirvió nuestras bebidas y nos sentamos en su sofá, donde hace un rato casi me besa.

—¿Y bien?, estoy esperando —volvió a reír y eso estaba poniendo más nerviosa aún.

—Vamos Bei, dilo de una vez para que acabe este sufrimiento de hace años—dijo Kayla con una sonrisa y yo bebí un trago largo.

—A ver ... —intente hablar, pero me volví presa del pánico.

—Lo que quiere decir Bei es...—dijo Kayla y Luke nos miró con cara de impaciencia.

—Cállate Kayla—grite sin darme cuenta.

—Beatrice o se lo dices tú ahora mismo o se lo digo ya. Ya vale de esconderte, son tus sentimientos, atrévete joder, no pierdes nada, pero si no se lo dices no puedes saber nada—dijo y yo sabía que tenía toda la razón pero no podía.

—Kayla...—dije temblando.

—Me queréis decir ya ¿Qué pasa?—dijo Luke callándonos a las dos.

Al ver que yo no iba a decir nada Kayla rompió mi silencio hace años.

—A Bei le gustas desde pequeños, lleva toda la vida detrás de ti, pero nunca te lo dijo por miedo a joder la amistad—río para quitarle hierro al asunto.

—Ya lo sabía, tranquila, se te nota demasiado Bei, siempre espere a que me lo dijeras tú—río a su vez.

Me puse roja como un tomate, ya está ya se lo habían dicho pero no hubo nada correspondido.

Las lágrimas me quemaban asique salí como pude con las muletas y casi me caigo, si no fuera por las manos de Luke sujetándome.

—Tranquila —susurro en mi oído.

Un móvil sonó, era el de Kayla.

—Chicos os tengo que dejar, mi querido padre y el trabajo—dijo con una sonrisa.

—Yo también, creo que debería irme —tartamudee no podía verle ni la cara.

—No, tú te quedas, tenemos que hablar —dijo firme.

—Suerte chicos, hacéis muy buena pareja —dijo Kayla saliendo por la puerta antes de que se fuera le lance una mirada asesina.

Me sumaban las manos asique como pude me senté en el sofá y Luke a mi lado, tomé otro sorbo del líquido que me quemó la garganta. Pero no estaba preparada aún para esta conversación.

—Lo siento Bei —ya empezaba mal así.

—No, ya lo sabía —dije intentando contener las lágrimas.

—No es por ti Bei, cuando éramos pequeños también me gustabas. Pero ahora soy sexólogo, se que no te hace gracia, aunque la mitad de las veces solo doy terapia, también me gusta ser un hombre de acción. Si me llaman para algún juego aceptaré, y eso significa que veré a chicas desnudas, las tocaré y las haré mías. Sin sentimientos claro. Pero no quiero un hombre así para ti aunque sea un trabajo —dijo limpiando una lágrima que calló por mis ojos.

Es un error quererte (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora