2003

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Despertó sin abrir sus ojos, pues los sentía pesados, no había descansado bien, aún seguía soñando aquel día. Despertó sin abrir sus ojos, pues los sentía pesados, no había descansado bien, aún seguía soñando aquel día

Han pasado cuatro años, pero al parecer nadie dejaría en el olvido aquella humillación —se levantó mientras tallaba fuertemente sus ojos con uno de sus puños—. Fue difícil —pues le resultaba complicado aguantar a esas personas desagradables a diario.

Lo llamaban loco, golpeándolo, burlándose de él y de Slenderman, sin embargo, eso cambiaría. Conocía todos los lugares donde él había aparecido, como es, como se creó, todo, él soñaba algún día encontrarse con él y nadie cambiaria eso.

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Al día siguiente por fin le vino una idea a la mente, entro al baño, buscando las cuchillas, cortándose las yemas de los dedos, tal vez había cortado muy profundo —ya que aparte del ardor, primero se había puesto blanco, para después salirle sangre—. Sentía como su corazón palpitara, como si tuviese su corazón en sus dedos, la sensación era extraña, más no desagradable ante los ojos del joven. Con la sangre pintó y resaltó un dibujo simple de Slenderman, después de todo, si nadie más sentía admiración por su héroe, no valía la pena vivir si no lo veía ese día.

Pasaron los minutos, más nada pasaba, empezaba a creer que todo fue en vano, tal vez no merecía la pena vivir, se llevó las cuchillas, saliendo de su casa, sin importarle haber dejado el baño con su sangre, pues no creía que después de ello siguiera con vida.

Por el camino, había un viejo bosque, por el cual siempre pasaba y se quedaba horas sentado, solo, esperando, soñando que un día llegara Slenderman y se lo llevara lejos. Como cualquier día se sentó en un viejo tronco, tal vez sería bueno morir ahí, donde todo inicio. Se volvió a cortar —aunque le doliese, lo hizo lo más profundo que podía en sus muñecas—. Dibujo en aquel tronco viejo un nuevo símbolo, un símbolo que él conoce y se rumorea que con él aparecerá Slenderman, era una enorme cruz dibujada y exaltada en una circunferencia.

—Al menos si no aparece, le dejaré esto, como un recuerdo de su fiel creyente —corto más partes de su cuerpo, más profundas, incluso atreviéndose a apuñalarse—. Con esto... —no pudo terminar con su oración, pues había escupido sangre; se sentía débil, las piernas le temblaban, por lo que se apoyó en uno de los miles de árboles —Me siento enfermo, pero al menos con esto debería bastar.

Los minutos pasaban, Brad estaba desangrándose, con sus últimas fuerzas seguía resaltando aquel símbolo. Él estaba a punto de desmayarse, cuando de repente, siente que alguien lo vigila, una presencia oscura y sombría, pero que él siempre había querido sentir, era Slenderman que estaba enfrente de él. Quería llorar, al menos lo había visto, cumplió su sueño.

Parecía confusa la situación, porque Slenderman solo lo veía —si es que eso fuera posible—, divertido, mientras él se desangraba, el ente solo estaba ahí, parado, sin hacer nada. Brian en vez de estar enojado —como suele estarlo—, estaba agradecido, con su último aliento susurro.

—Vamos Slenderman, asesíname, sería el mejor honor para mí —cayó, no le faltaba mucho para desmayarse y morir, hacia su mayor esfuerzo para que lo matase y complacerlo; sintió como uno de sus tentáculos lo tomaba, alzándolo, estaba a metros sobre el suelo, pero cerca de él, de su amo.

Slenderman acerco un tentáculo, del cual salía un líquido espeso parecido a la sangre, pero de color negro, llevándolo a su frente, le dibujaba algo, no sabía que, pero por los trazos se daba una idea, sonrió. Lo siguiente no lo supo, pues ya no tenía fuerzas para seguir, se había desmayado.

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