Creepypastas

Especial I

Universo alterno: Evening Post

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St. New Orleans, Louisiana, USA
1921

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—¡Extra! ¡Extra! —gritaba aquel niño, con una mano alzada, sosteniendo un periódico y agitándolo, mientras que con su otra mano sujetaba los demás periódicos—. ¡El actor Thomas Brian se le ha visto saludando a los niños locales mientras descansa para el próximo filme de Alexander Kralie! —mientras gritaba, algunos volteaban a ver a aquel niño, comentando y murmurando, aunque no era sorpresa para nadie las cosas que hacía el tan reconocido actor, siempre preguntándose que nuevas polémicas traerían sobre él.

Mientras los añosos continuaban con sus vidas aburridas y patéticas o al menos así lo veía una joven, vistiendo aquel día soleado un hermoso vestido de flapper color verde esmeralda y como no, usando un sombrero cloche blanco al igual que sus zapatillas. Aquella elegante mujer tocó la gran puerta, esperando a que le abrieran, uno de los mayordomos de la casa abrió lentamente la puerta, al ver a la joven parada en la puerta, termino de abrir por completo la puerta y saludarle con gentileza.

—¿Cómo se encuentra esta tarde señorita Ouellete? —pregunto aquel hombre, ella siguió con su sonrisa, para después mirarlo fijamente.

—Me encuentro bien, gracias por preguntar, si no le importa, ¿de casualidad se encuentra el joven Thomas? Quisiera verlo y charlar —aquel hombre juraría que no se le veía tan contenta al mencionar el apellido del muchacho, más eso no debía importarle, se hizo aún lado, dándole a entender que podía pasar, lo cual hizo.

El mayordomo terminó de cerrar la puerta, la joven le entrego algunas de sus pertenencias, como su bolso de mano y bufanda.

—El joven está en su recámara, es la hora en la que suele tomar su té señorita, ya sabe donde, ¿gusta que le traiga algo para acompañarlo? —la joven lo pensó por un momento, hasta que se decidió por algo.

—Quisiera un café expreso y algo para acompañarlo, eso lo dejo a su criterio —se dispuso a subir por las escaleras mientras iba estirando los dedos de sus guantes con cierta emoción, necesitaba desquitarse con algo, pero debía ser paciente.

—Claro señorita, en un momento se lo traeremos —sin más, el mayordomo se fue a la cocina, la joven subía hasta la recámara que tantas veces había pasado, cuando se trataba de Brian, sabía que él solía tomar el té en el balcón de su habitación y no se equivocó, aquel joven estaba afuera, apreciando el paisaje desde su terraza.

—No sabía que eras un carero, ¿acaso no te basta el dinero que tienes? —soltó tan de repente que había asustado al joven, que casi escupía su bebida, tomo un pañuelo para limpiarse y levantarse, al ver de quien se trataba, se relajó y fue en busca de su compañera, pero esta se lo evito.

—Vamos, hace mucho que no te veo, ¿y así me recibes? —pregunto con los ojos medio llorosos, era una vista demasiado patética ante los ojos de la chica, más no le importo y lo empujo con más fuerza para tener cierta distancia.

—No me toques, seguramente aún estás infectado por esos niños —dijo con un tono de disgusto, desconcertando al joven.

—¿Qué niños? —pregunto con confusión—. Como sabrás soy tan famoso, a veces me olvido de quien veo en mi día a día, ¿cómo era que te llamabas? —al ver la molestia en su compañera quiso que la tierra lo tragara, porque no pensaba retractarse—. Como sea, no sé de qué niños me hablas.