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Día 112: "Espiando a ̶t̶r̶e̶s̶... ¿Dos imbéciles?"
Hace aproximadamente, una semana después de haber matado a la perra que me metió en problemas, creí que todo se resolvería, más no fue así, pues otro problema que quería evitar y ocultar en lo profundo de mi mente, salía a la luz —sin que Masky o Toby se enteraran.
Los jóvenes a los que había visto antes regresaban al extenso bosque Mientras hacía mi típico recorrido solitario, escuché un sonido, me dirigí a observar lo que había y eran ellos. Debía ocuparme de ellos, lo cual no me preocupaba, era algo fácil; no obstante, cuando intento acercarme, algo me impide hacerlo, una voz en mi mente me insta a detenerme. Desde entonces, comencé a seguirlos y, en esta ocasión, no fue diferente
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—Jay... Sé que estás preocupado, pero no podemos estar aquí más de las seis de la tarde, pronto anochecerá y no sabremos cómo regresar, sin mencionar que nos estamos alejando más allá de lo establecido —intentaba razonar con su amigo, sabía lo preocupado que estaba, él también lo estaba, pero no por ello arriesgaría su vida y no sirviera de nada su esfuerzo. Jay parecía caminar más rápido, lo que le preocupó al más robusto—. Jay... ¡Por el amor de Dios! ¡Para! —el de cabello más oscuro reaccionó, deteniéndose. El de cabello marrón se acercó a su amigo y tomarlo del hombro—. Debemos regresar, vendremos mañana, lo prometo —su amigo aún no lo miraba, pero puso su mano sobre la del otro.
—¿Y si no lo encontramos? —preguntó, su voz se notaba preocupada, Tim lo entendía, sabía cómo se sentía, pero no tenía sentido perder la cabeza y hacer las cosas más difíciles—. ¿Qué tal si ya está...?
—Jay, ni siquiera lo pienses, yo sé que es difícil, pero no creo que él esté... —ni Tim se atrevía a terminar aquella frase. Jay tampoco, quitando con brusquedad su mano de su hombro.
—Es nuestra culpa, estaba paranoico y solamente lo tachamos de loco, ¡debimos haberle creído! ¡Yo más que nadie podía ayudarlo! —gritó mientras se sostenía de su cabello, jalándolo con fuerza. Tim fue hacia él, tomándolo de los brazos.
—¡Cálmate! Sé lo que quieres decir y créeme, nunca me lo perdonaré, pero no por eso me estoy rindiendo. Debe haber algo, una pista, lo que sea, con ello lo buscaremos y encontraremos, pero debes calmarte —después de aquello, empezó a llover, ambos se mantenían estáticos. Hoodie observaba a lo lejos, se le hacía raro que Alex no estuviese con ellos, definitivamente algo le había pasado, incluso a él le daba curiosidad lo que había pasado con aquel trío.
Cuando los dos amigos reaccionaron, empezaron a correr, tratando de no caer y resbalarse con el lodo. Hoodie los empezó a seguir, puede que incluso los siguiera hasta su vivienda, no estaba seguro, la desaparición del tipo de gafas le había hecho sentir curiosidad y ¿preocupación? Aquellos chicos se les hacían extrañamente conocidos, pero no sabía de dónde o el porqué.
Jay y Tim por fin habían llegado a su departamento, agotados y sin importarles el lodo que cubría sus pies, caminaron cada quien a su respectivo baño y darse una rápida ducha. El de pasamontañas estaba afuera, observando desde la ventana —la cual estaba posicionada en la sala y comedor—, suerte que aquel edificio tenía escaleras por afuera, haciéndole más fácil el poder ocultarse si la situación lo requería.
Ya bañados y vestidos, ambos salieron de las habitaciones. Jay traía consigo una caja llena de cosas, Tim podía suponer y eran de Alex. Juntos fueron a sentarse en la mesa de centro, vaciando la caja y revisando las cosas.
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Creepypastas
FanfictionEs bien sabido que la actividad de contar historias de terror hace parte de la naturaleza humana, a veces como entretenimiento o incluso para dar lecciones a niños desobedientes. Creepypastas hay muchos, los cuales puedes encontrar en Internet que s...