Episodio II

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Episodio II - La luna

—¿Bikini blanco o azul marino? —Pregunto dando mis dos opciones mientras las chicas están sentadas en mi cama.

—Azul marino. —Dicen todas en conjunto.

Me giro hacia el espejo mientras me desvisto rápidamente...

—Oigan... —Murmura Leandro asomándose, pero se espanta al verme y las chicas y yo empezamos a chillar.

—¡Sal de aquí!

—¡Ponte algo mas decente, Elowen! —Me riñe.

—¡No me iré desnuda a la playa, idiota! —Chillo.

—¿Has olvidado las reglas...?

—¿No te enseñaron a tocar la puerta?

—¡Estaba abierta! —Chilla Leandro tapándose los ojos con las manos mientras yo me cubro detrás de una toalla.

***

—¿Creen que aquí esté mi chico ideal? —Murmura Charlotte dando brinquitos mientras caminamos hacia la fiesta en la playa.

—¿Quieres que tu chico ideal viva a cinco horas de ti? —Pregunta Maddie evitando las rocas.

—Si me ama todo será mas fácil... —Dice Charlotte mientras se lleva una mano al corazón y por no mirar su camino se tropieza y cae. Y como buenas amigas que somos... nos echamos a reír.

—Vamos, Charlotte. —Leandro le ofrece una mano a ella mientras carcajea.

—¡Que caballero! —Las chicas sigue carcajeando mientras yo sonrío, Leandro se quedó a mi lado.

—No hace falta que me cuides como si fueses un guardaespaldas. —Lo golpeo en el hombro.

—Es mi deber, señorita. Avance, por favor. —Habla formalmente haciéndome sonreír.

—¿Te gusta estar aquí? —Digo mientras me balanceo.

—No es malo el lugar. —Se encoje de hombros.

—A mí me gusta.

—Lo noté. —Sonríe.

—¿Cómo...? —Frunzo el ceño.

—Se te nota en la cara. Estás más...

—¿Relajada? —Él asiente y yo suspiro antes de hablar —. Todo es mucho mas tranquilo aquí. Eso que solo pasé una semana. No hay cámaras, no hay un padre sobreprotector, puedo hacer y decir lo que quiera. Es muy libertador estar aquí.

Él no dice nada, pero asiente con la cabeza, centro la mirada hacia delante y veo a las chicas bailar la música proveniente de la playa.

—Avancen ustedes, yo luego los alcanzo. —Murmuro viendo como mi padre me está llamando por el celular.

Ellas aceptan, pero Leandro camina mucho mas lento esperando a que lo siga.

—¡Hola, princesa!

—Hola, pa. —sonrío mientras miro la luna.

—¿Dónde andas? No te veo por las cámaras de casa. —Cierro los ojos con fuerza.

—Oh, es... estoy con las chicas en el cine. —Miento.

—¿Y hablas mientras ven la película?

—Claro que no. Estamos comprando comida. —Miento de nuevo mientras me quedo hipnotizada por el movimiento de las olas.

—Vuelve temprano a casa, señorita.

—Aja, ¿Qué tal en Bélgica? —Murmuro.

—Bien, la cultura es muy buena. Tu abuela tendrá una presentación por aquí. —Murmura.

Bailando en una ola de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora