Episodio XI

2.5K 93 13
                                    

Episodio XI - RAMÉ

Un año después

Leandro

Coloco mejor mi gorra mientras camino por los pasillos de la mini tienda de la estación de servicio.

Llego a la caja y tiro la caja de cigarrillos, toallitas femeninas, barritas cereales, chocolates y una bolsa de papitas.

—¿Algo más? —Pregunta el cajero.

—No, gracias. —Le pago y agarro la bolsita con las cosas.

Salgo tapando mi cara lo mas posible, intentando no mirar al helicóptero que tengo a metros de mí. Subo al auto y conduzco rápidamente al apartamento.

—¿Necesitas algo más? —Pregunto dejando la bolsita en el sofá mientras veo sus grandes ojos llorosos.

Ella inspecciona la bolsa y se pone a llorar más.

—Joder, Wen. ¿Por qué lloras? —Me siento en el sofá y la rodeo con mi brazo, ella se deja caer en mi hombro.

—Vi una película... y-y el protagonista está en silla de ruedas y la p-protagonista piensa que él no tendría que... ya sabes. Ya que la conoció a e-ella. Pero e-el protagonista pide que lo duerman para siempre. —Solloza en mi pecho mientras le acaricio su pelo. Está más largo y más oscuro.

—¿Por qué siempre ves películas de romance trágicos? —Suspiro.

—Ey, son las mejores películas. —Se incorpora ofendida.

—Como digas, Wen. —Levanto las manos en rendición sabiendo que si empiezo esto perderé. Sonrío al ver su cara de satisfacción.

—¿Cocinaras tú el día de hoy? —Pregunta jugando con la manga de mi abrigo.

—¿Debo hacerlo? —Suspiro de nuevo.

—Tienes que alimentar a este ser. O puedo ir a la pizzería más cercana y... —Bromea.

—Wen, no. Sabes que no puedo perderte. Si alguien de la OAEGE te encuentra no tendrán compasión. —Digo completamente serio y eso la hace bajar la mirada.

—Perdón. —Susurra con su rostro entristecido.

—No te disculpes, pequeña. Solo... espera que el caso se enfríe y lo cierren. Luego podrás tener tu vida de nuevo. —Le acaricio la nuca y ella centra su mirada al suelo.

—¿Cuánto tardara eso?

—Ya es un año que nos buscan, tal vez solo unos meses. Debes ser paciente, Wen. —Ella asiente para luego volver a acurrucarse en mi pecho.

Un año antes

Elowen

Abrí mis ojos lentamente, no logré enfocar la mirada tras varios intentos. Logré ver donde estaba. Estaba sentada en el comedor de nuestra casita, atada.

Vi a Leandro dejar un vaso de jugo de naranja en la mesa antes de sentarse en frente mío.

—No sabía que eras un buen mentiroso. —Escupí.

—No me conoces lo suficiente. —Se encogió de hombros sin cambiar la cara de indiferencia que maneja.

—No te conozco de nada, querrás decir. —Corregí entrecerrando los ojos.

—Y es momento que sepas todo de mí, pequeña. —Susurró de manera casi oscura.

***

Bailando en una ola de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora