Episodio XIV

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Episodio XVI - La pintura que nació para ser tuya. 

Elowen

—¿Cuál es la importancia de hacer todo esto a manos cuando tenemos el dinero suficiente para comprarlo? —Suspira cansado. Leandro me está ayudando a hacerle una torta a mi abuela por su cumpleaños.

—¡Es el detalle! Podrías regalarme la cosa mas cara del mundo en el color que odio o tan solo una pulsera hecha por ti con colores que me gustan. Recibiré ambos regalos de la mejor manera, pero el hecho de que te hayas sentado a hacer una pulsera por alguien y encima de su color favorito habla mucho de ti. Significa que te importa la persona a la cual le regalaras algo. —Explicaba mientras colocaba la torta en una bandeja para llevarla.

—¿Y si te regalo algo costoso, pero aun así tiene algún cierto significado...?

—El hecho de que regales algo ya es un detalle, Lean. —Le sonrío mientras llevo la torta a otra mesa.

Loyd

Estoy sentado en frente de la tumba de mi padre, con un traje incomodo y unas flores. Miraba el piso como si me diese la respuesta que satisficiera las preguntas interminables de mi cabeza.

—Si estuvieras aquí sería más fácil todo, pa. —Susurro.

El viento fuerte me despeina mas de lo que estoy, toso un poco y dejo las flores, cambiando el ramo antiguo.

—Sea donde sea que estés, si me estas escuchando... que ridículo es esto joder. Solo... —Miro el suelo de nuevo sin saber qué es lo que en verdad quiero. —dame una jodida señal.

Cuando literalmente no pasa nada, simplemente chasqueo la lengua y me levanto.

Por el aniversario de papá decidimos hacer una muestra de casi todas sus obras, menos unas cuantas. Mamá y yo creíamos demasiado intimas para el ojo público.

Y cuando estoy a punto de irme, lanza un fuego artificial, lo admiro mientras lentamente se forma en el cielo. Es de colores amarillos, naranjas, es hermoso.

—Sabía que estarías aquí. —Escucho la melodiosa voz de mi madre, atrás mío.

—No hay lugar como este que me haga sentir... seguro. —Murmuro y me doy cuenta que al instante me viene a la mente unos ojos gigantes, flequillo desorganizado, pecas y vestiditos con estampados.

—Tu padre siempre fue el mejor escuchando, creo que heredaste eso de él. —Sonríe nostálgicamente mientras se abriga mejor.

—Nunca entenderé como decidió pasar sus últimos momentos de vida en una misión cualquiera antes que con nosotros. —Bajo la mirada para juguetear con mi pulsera.

—Tu padre siempre fue... —Mira el cielo pensativa antes de seguir. —De esa gente que tiene la necesidad de terminar lo que haya empezado. Por mas de que haya terminado bien o mal, siempre decidió terminarlo. Y con nosotros... nunca vio esa necesidad, porque sabía que no íbamos a irnos a ninguna parte, que mucho menos nos perdería.

—Papá siempre fue un poco...

—¿Terco? Eso también heredaste de él, hijo. —Ríe mientras se acerca lentamente y posa una mano en mi mejilla.

—Lo extraño tanto. —Frunzo el ceño ante la necesidad de decirlo abiertamente.

—Yo también, Loyd, yo también. —Me abraza fuertemente.

Leandro.

—¿Es de tu abuelo? —Pregunté refiriéndome a la pintura abstracta y parecía un muelle.

Bailando en una ola de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora