La pelinaranja estaba tumbada en su cama boca arriba, escribiendole mensajes a Robin sobre lo que había pasado hacía menos de una hora.
22:12- Nami: Y luego su padre se asomó por la ventana y se volvió a meter en el interior.
22:12- Robin: Madre mía...¿ Y me estas diciendo que todo eso ha pasado solo en una tarde?
22:13- Nami: Exactamente. Me he quedado bastante rallada.
22:13- Robin: Añadimos más preguntas a nuestra "lista"; EL bate de beisbol con sangre, las prisas cuando venía su padre, su madre y, la más grande, sus heridas, que ya sabemos que no son por el Kendo.
22:15- Nami: Tenemos más dudas que respuestas...
22:15- Robin: Unas pocas la verdad...
22:16- Nami: ¿Mañana tienes algo que hacer? Quizá podemos quedar después de clase para hablarlo.
22:17-Robin: Me parece bien. Mañana en el descanso entre clases acordamos una hora y un lugar si quieres
Cuando Nami iba a contestarle, escuchó un ruido de algo chocar suavemente contra un cristal. La chica levantó la mirada para ver a su alrededor, pero nada en su habitación estaba distinto a si que dirigió la vista de nuevo al móvil. Estaba contestandole a Robin para decirle que le parecía bien, y escuchó el ruido de nuevo. Esta vez apagó el móvil y lo dejó encima de su cama. Se incorporó y quedó sentada en el colchón. Miró detenidamente su habitación, pero no veía nada de cristal ni nada parecido que hubiera podido provocar ese ruido.
Cuando se iba a tumbar otra vez, escuchó de nuevo el ruido, pero esta vez pudo ubicarlo. Giró su cabeza hacia la derecha, de donde había provenido el ruido. Buscó algo de cristal en ese lado, y entonces lo vio, la ventana. La pelinaranja se levantó de la cama y se dirigió a la ventana. Cuando estaba por llegar a esta, vio como una pequeña piedrecita golpeaba el vidrio y producía el ruido que había estado escuchando. La chica abrió la ventana y se asomó. Al no ver nada hacía los lados, dirigió su cabeza hacía abajo, donde vio lo que menos esperaba, a Zoro. El chico al verla soltó las piedrecitas que tenía en las manos y le hizo señas para que bajara. La chica no se lo esperaba, pero no lo dudó. Le miró y sacó su mano por la ventana para hacer un gesto tocandose la muñeca, luego levantando cinco dedos y por último señaló hacía abajo (Dando a entender que bajaba en cinco minutos). El moreno asintió y ella se metió hacía dentro.
Ella cogió una sudadera ancha y se la puso encima del pijama (un camisón azul celeste con nubes estampadas), que ni siquiera se molestó en quitarse. Se puso los primeros zapatos que encontró, unas deportivas verdes y blancas, y se acercó al espejo para colocarse un poco el pelo. Por último, cogió el móvil de encima de su cama, lo guardó en el bolsillo de su sudadera, y salió por la puerta de su habitación para bajar las escaleras.
- ¡Nojiko! ¡Voy a dar un paseo!- dijo antes de abrir la puerta de la calle y salir a fuera. Bajó los tres escalones de la entrada para encontrase con el moreno enfrente de ella. El chico llevaba una sudadera que no llevaba antes y unos pantalones cortos. Al levantar la vista hacía su cara, vio que ya no llevaba la gasa en el ojo. Ella podía ver como tenía ese ojo algo morado y un poco más cerrado que el otro.
- Hola- dijo él.
- Hola- le dijo alegremente ella con una bonita sonrisa en la cara.
- ¿Estas en pijama?- dijo él sonriendo un poco.
- No me ha dado tiempo a cambiarme, quería bajar rápido- dijo ella sin dejar de sonreir.
- ¿Puedo llevarte a un sitio?- a Nami le sorprendió está pregunta, aunque después de pensarlo unos segundos, no veía porque decirle que no.
- Claro, iré a donde me pidas-El moreno sonrió y le tendió el brazo, para que ella se agarrara de él, cosa que ella hizo encantada. Ambos caminaron prácticamente en silencio por las vacías calles de la ciudad. Después de un rato andando, ella volvió a hablar.
- ¿Por qué me has hecho venir?-
- Porque te dije que te lo explicaría todo, y eso pienso hacer- La chica se pegó más a su brazo.
- ¿Y por que no lo haces?-
- Estaba esperando a llegar- dijo señalando al frente. La pelinaranja levantó la vista hacía donde el moreno señalaba y vio un alto edificio lleno de luces.
- ¿Aquí me querías traer?-
- No aquí exactamente, si no ahí- dijo levantando su brazo, y apuntando a lo alto del edificio.
- ¿Ahí arriba?- El moreno asintió- A ver si lo he entendido bien, ¿Me quieres subir ahí arriba?-
- Exactamente- La pelinaranja no sabía si el moreno estaba de broma o iba en serio- Estoy seguro de que te gustará- Zoro le tendió la mano a la chica, y está la cogió sin dudarlo. El peliverde la llevó por una calle y rodearon el edificio, llegando a la parte de atrás, donde había unas escaleras por fuera del edificio. Las escaleras iban haciendo zic-zac hacía arriba y parecían llevar a lo alto del edificio.
- Vamos- dijo el moreno mientras empezaba a subir las escaleras, sin soltar la mano de la chica. Ambos subieron las escaleras rápidamente, sin pararse. La chica no miraba abajo por miedo a caerse, mientras que el chico iba felizmente corriendo por la escalera, sin preocuparse por la altura que iba aumentando. A medida que subían, hacía más viento. Después de un rato, Zoro se paró.
- ¿Por qué paramos?- dijo ella.
- Ya se que va a sonar raro... Pero, ¿puedes cerrar los ojos?- A la pelinaranja le sorprendió la petición del chico- Confía en mi-
- ¿Estás seguro de que no pasará nada?-
- Tu confía en mi Nami, te quiero más que a mi vida, no te pasará nada- Cuando el moren hizo ese comentario, la chica cerró los ojos y le tendió las manos. Su comentario la había descolocado era muy bonito, pero a la vez era triste, ya que según él la valoraba más que a su propia vida.
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¿Estas bien? - {Zoro x Nami}
RomanceZoro y Nami eran amigos de la infancia, pero tuvieron que separarse debido a la repentina mudanza de Zoro. Nami nunca entendió esta mudanza, pero jamás preguntó. Años despues, cuando Nami era una estudiante universitaria, se reencontraron. Vivirán...