La joven cerró los ojos y notó como las manos del moreno se posaban en su cintura.
- Yo te guio, tranquila, no te va a pasar nada- dijo el moreno. La chica asintió con un "sí" silencioso mientras notaba como el chico la dirigía. El viento se intesificaba a medida que subían, pero no tardaron en quedarse quietos.
- ¿Pasa algo Zoro?- preguntó la joven al ver como ambos se detenían.
- Hemos llegado, puedes abrir los ojos- le contestó el peliverde. La pelinaranja abrió lentamente los ojos y se quedó alucinada. Estaban en la azotea del edificio y en frente de ella tenía una preciosa vista de toda la ciudad y el brillo de las estrellas se reflejaba en los cristales de las viviendas. Las luces de los edificios resaltaban en contraste con la oscuridad de la noche. La gente se veía diminuta, como pequeñas hormigas paseando por un campo. Allí arriba casi no se oían los ruidos de la ciudad, solo ecos de los pitidos de los coches y el silbido del viento.
- Oh Zoro... Esto es precioso- el moreno sonrió mientras ambos se sentaban cerca del borde.
- Es mi lugar secreto. Vengo aquí cuando no me siento bien o simplemente quiero escapar del mundo, son treinta pisos a si que esta alejado de todo-
- Todos necesitamos eso a veces, te entiendo- el chico asintió, con la mirada perdida en las luces de la ciudad- ¿Puedo preguntarte algo?
- Por supuesto, pregúntame lo que quieras-
- ¿Cómo descubriste este sitio? Quiero decir, está a las a fueras y encima no es un lugar que se encuentre tan fácilmente-
- Realmente no tiene mucho misterio. Cuando ambos éramos pequeños y yo aún vivía aquí- hizo una pausa. Se notaba como le costaba hablar del tema, por lo que Nami le dio su tiempo sin decir nada- mi madre y mi padre solían discutir mucho- esto le impactó bastante a la chica, ya que cuando ella había visto a los padres del chico de pequeña parecían felices, la pareja ideal- Yo odiaba escucharlos discutir a si que me encerraba en mi habitación, me tumbaba en mi cama y me tapaba la cabeza con la almohada, esperando a que todo pasara- el moreno suspiro- casi nunca paraba pronto, y cuando lo hacía sabía que no era bueno. Cuando los enfados empezaron a ir a más, y a más, yo me escapé de casa. Corrí por las calles queriendo alejarme lo máximo posible de allí. Después de dar muchísimas vueltas por la ciudad, vi este edificio, que era donde trabajaba mi madre. Pensé que aquí podría estar seguro, que ella estaría aquí, a si que busqué un acceso para entrar, pero solo encontré las escaleras que nos han traído hasta aquí. Desde entonces me escapaba cada vez que discutían. A veces apenas venía una vez a la semana y otras más de dos veces al día-
- Siento tener que escuchar eso...-
- No era tu culpa. Mis padres discutían por todo, aunque yo quería mucho a mi madre- Nami quería preguntarle algo cuya respuesta ya conocía, pero quería oírla de su boca.
- Zoro... Si no te importa la pregunta...¿Qué pasó con tu madre?- el chico se quedó callado por unos segundos. No se esperaba la pregunta y menos en ese momento.
- Ella murió- cuando las sospechas de Nami se cumplieron se le partió el corazón. El moreno miraba el horizonte, parecía estar recordando.
- Lo siento mucho de verdad- ella se acercó a él y la abrazó-Ella era genial-
- Si, lo era- dijo el sonriente levemente y devolviéndole el abrazo.
-¿Cómo...cómo fue?- se arriesgó a preguntar.
- Un accidente de coche. Volvía del trabajo, de este mismo edificio-
- Lo siento de verdad-
- No fue tu culpa. Ella ahora puede descansar-
-Supongo que también se puede mirar así- la chica no se separó de él- ¿Cuándo fue?-
- Hace diez años... Cuando nos mudamos-
- ¿Os mudasteis por eso?- Nami dijo comprendiendo entonces la situación.
- Si... mi padre necesitaba...como decirlo... cambiar de aires-
- Lo entiendo. Sería duro para él- El peliverde se quedó callado. Parecía que quería decir algo, pero no lo decía.
- No lo fue- dijo casi susurrando, por lo que la chica no lo escuchó.
- ¿Perdona? No te he oído. Con el viento no se escucha bien-
- No, nada. Decía que fue una experiencia distinta para cada uno- La chica se separó y apoyó su cabeza en el hombro del chico.
- ¿Por qué me has traído aquí?- le preguntó la chica después de unos segundos de silencio, que aún que pudiera parecerlo, no era incomodo para ninguno- Me refiero...¿Por qué me lo has enseñado? Se supone que es tu lugar secreto, un lugar al que recurres cuando lo necesitas. Tu pequeño mundo, ¿por qué compartirlo con migo?- el chico la miró y sonrió levemente.
- Por que tu eres mi mundo ahora Nami, siempre lo has sido. Eres la persona más buena y maravillosa que conozco, la que me hace reír y seguir adelante cada día. Me despierto por las mañanas pensando en lo maravillosa que eres, en las ganas que tengo de ir a la universidad solo para verte. Porque eres mi luz Nami, la que ilumina mi vida- la chica se quedó cayada, sintió húmeda la mejilla, una lágrima cayó de su ojo derecho. Miró fijamente a los ojos al chico que le miraba sin casi pestañear, el moreno llevó su mano a la cara de la chica para sentir la pequeña gota de agua en su carrillo.
- Oh..Zoro...yo.. no se como responder...te quiero demasiado Zoro...eres muy importante para mi- el peliverde puso un dedo en sus labios para que dejara de hablar.
- No tienes que decirme nada-ella le miró y el chico le devolvió la mirada, ambos se dijeron todo lo que había que decir. Todo fue muy rápido entonces, él le pidió permiso, ella se lo dio y sus labios se fundieron en un beso apasionado. Las manos de Nami se deslizaron por la espalda del moreno y las de él se pasearon por sus hombros. Cuando se quedaron sin aire se separaron y se quedaron mirandose sin articular palabra alguna. Aunque ambos intentaron buscar las palabras, lo más difícil ya estaba dicho.
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¿Estas bien? - {Zoro x Nami}
RomanceZoro y Nami eran amigos de la infancia, pero tuvieron que separarse debido a la repentina mudanza de Zoro. Nami nunca entendió esta mudanza, pero jamás preguntó. Años despues, cuando Nami era una estudiante universitaria, se reencontraron. Vivirán...