Capítulo 16

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Nami se quedó paralizada por unos segundos. No sabía que hacer, no sabía como reaccionar. Fue el abrazo de la niña, empapada y triste lo que le devolvió a la realidad.

-Nami...Nami...- decía la pequeña.

-Dios Kuina, ¿Qué ha pasado?- le preguntó metiéndola dentro de la casa.

-Lo va a hacer... Le va a matar Nami... Ayúdale- Nami se quedó petrificada en el sitio.

-Kuina ¿Qué estas diciendo? Por favor tienes que contármelo todo despacio- Metió a la pequeña dentro de la casa y se arrodillo en frente de ella- ¿Porqué has venido aquí? Es de noche y esta lloviendo, tu hermano estará preocupado- Kuina se limpió la cara.

- Mi hermano... Me pidió que viniera... Me dijo que aquí ya no sufriría más...-  La pelinaranja  entendía cada vez menos menos.

- Kuina por favor. Necesito que te expliques- Nami se levantó- Vamos pasa. Te daré ropa caliente.

Kuina asintió y la siguió escaleras arriba. En la habitación de Nami, esta le dio a la niña una camiseta seca. Aunque le fuera a quedar grande ya no estaría mojada. Ambas se sentaron en la cama mientras Kuina se ponía la camiseta.

Cuando la chica se calmó y terminó de cambiarse, la pelinaranja preguntó de nuevo.

- A ver Kuina, ¿Qué ha pasado? ¿Algo que ver con tu hermano?- la niña asintió- Vale, ¿me puedes explicar qué por favor?-

-Mi...Mi hermano me dijo que viniera aquí-

- ¿Y porque llorabas? Cuéntamelo todo desde el principio- Kuina se limpió las lágrimas de nuevo y empezó a contarle a Nami su historia.

- Zoro... Siempre es bueno y amable con migo. Me hace la comida, juega con migo, me ayuda a bañarme, a lavarme los dientes... Pero todo eso cambia cuando nuestro padre esta- Nami asiente, esperando a que se explicara mejor- Cuando él esta cerca, Zoro no es Zoro. Se vuelve tímido, se vuelve seco...-

- ¿No se lleva bien con tu padre?-

- Algo así supongo. Siempre que vuelve a casa por la noche Zoro me hace subir y prometer que no voy a bajar. No sabía porqué. También a veces por la tarde, cuando mi padre viene temprano del trabajo. Me hacía subir y no me deja bajar. Esta tarde, era uno de esos días. Mi padre venía, Zoro me subió y yo me puse a dibujar. Pero después de media hora empecé a escuchar voces y golpes... A si que bajé para ver que pasaba- A Kuina casi se le saltan las lágrimas de nuevo, pero las contuvo. Nami le escuchaba preocupada- En la cocina estaba mi padre levantado. Gritándole a Zoro con una satén el la mano. No se ni siquiera que decían... Pero el caso es que mi padre levantó la sartén...y..y...-

- ¿Y qué Kuina?-

- Le dio un golpe en la cabeza a Zoro- Nami se quedó helada y se llevó las manos a la boca. Eso si que no se lo esperaba. Un padre golpeando a su propio hijo con una sartén en la cabeza. ¿Quién en su sano juicio haría eso?

- ¿Tu hermano esta bien?- Preguntó Nami preocupada.

-Mi padre siguió golpeándole hasta que llamaron a la puerta. Dejo la satén en la mesa y salió de la cocina cerrando la puerta tras él. Afortunadamente sin verme. Entonces yo entré y me acerqué a Zoro que se agarraba la cabeza de donde salía sangre- Nami cada vez estaba más horrorizada- le dije que tenía que irse, no entendía porque nuestro padre le había hecho eso. El me dijo que subiera, que ahora subía él. Entonces al irme tiré sin querer la sartén de la mesa y un gran estruendo sonó. Zoro me obligó a irme rápido- Nami no se podía creer nada. En ese momento era ella la que estaba en la puerta. Era ella la que había hecho a su padre ir. Cuando le había dicho que Zoro no estaba y si estaba en realidad....pegándole.. Una bombilla se encendió dentro de la cabeza de la chica. Todo este tiempo.. ¿Había sido él?

A Zoro le maltrataba su padre.

La realidad le cayó como un jarro de agua fría. Miró a Kuina preocupada.

-¿Qué pasó después?- intentó decir lo más calmada que pudo.

-Le esperé arriba y subió un rato después. Tenía una herida en la cabeza y otra en el hombro. Fui corriendo a ver que había pasado, si podía ayudarle. Entonces me agarró del hombro y me pidió que me fuera. Que llamara a tu casa y que me quedara aquí. Que tu me cuidarías... Le pregunté que que pasaba... Que porque papa le había pegado. Me dijo que papa era una mala persona. Me dijo que él no podía más- "No" pensó Nami- Me dijo que no quería seguir así- "No, no podía ser"- Me dijo que me quería- "No, no, no"- Y me dijo que me ibas a cuidar bien- Esa última frase fue la que laehizo activarse. Se levantó y salió corriendo de la habitación, con Kuina corriendo detrás. 

- ¡NOJIKO!- gritó mientras bajaba la escalera. Su hermana estaba cepillándose los dientes en el baño.

-¡Ey, ey, ey Nami! ¿Qué mosca te ha picado?-

-Cuida de la niña, voy a por Zoro- dijo señalando a Kuina-

-Pero, ¿Esta quien es? ¿Qué pasa con Zoro?-

- Que su maldito padre es un psicopata y le va a matar. Voy a por él antes de que le haga nada más. Llama a la policía- Nojiko la miró, su hermana nunca mentiría sobre algo así. Dejó el cepillo de dientes, salió del baño y fue a donde estaba Kuina. Se arrodilló a su lado y sacó el teléfono mientras le decía a la niña que todo iba a ir bien.

Nami salió por la puerta sin siquiera preocuparse por el frío o la lluvia. Miró a la casa de Zoro, la luz de su habitación estaba apagada. Empezó a aporrear la puerta como si le fuera la vida en ello, aunque no era exactamente la suya la que estaba en juego.

Al cabo de un rato la puerta se abrió... Era Mihawk con el bate de metal ensangrientado.

¿Estas bien? - {Zoro x Nami}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora