Hermion x tu (chica)/One-shots

Lo que hace por quien debería odiar

— ¡Vuelve aquí, Ryddle!

La chica no les hizo caso. Seguía corriendo por los pasillos hasta que dobló una esquina. El pelirrojo y su amigo azabache le siguieron desde atrás pero, al momento de girar, notaron que había tres caminos posibles por los que ir.

— Ron, izquierda, yo, derecha. ¡Her, sigue recto! — ordena el de gafas, y lo ultimo le grita a la chica, que iba más atrás al ser menos atlética que ellos.

Llegó poco después al lugar de desvío. Por un lado vió a Harry alejándose y al otro lado se escuchaba a Ron gritando solo. Ella caminó recto pero con calma.

Unos cuantos pasos dio antes de notar la nube oscura que la seguía desde atrás. Giró y no notó nada.

— ¡Bu! — exclamó en su oído.

Hermione gritó poco ya que, al instante, la chica albina la empujó contra uno de los pilares y le tapó la boca.

— Jajaja No importa cuantas veces lo haga, siempre termino asustándote— enterró su nariz en su cuello e inhaló profundamente—. Me encanta— dijo, soltando todo el aire por su clavícula.

La apresada se estremeció por lo caliente que había sido esa acción. Aun así, eso no evitó que le mordiera la mano y la empujara. T/N no se quejó, solo sonrió despreocupadamente.

— Eres una idiota. Harry y Ron te están buscando como locos— le sermoneaba enojada, ignorando el giro de ojos de la chica en frente suyo—. No tenías que romper su saeta de fuego.

— Por favor, Harry es rico— dijo, restándole importancia y queriendo acercarse.

La castaña la detuvo poniendo su mano en el pecho ajeno.

— Fue un regalo de Sirius, con un valor sentimental incalculable.

— Pfff... No fue mi culpa— quitó, sujetó la mano de Granger y la apegó—. Fueron los Nargles.

Sin poder evitarlo, una ligera sonrisa se escapó de sus labios. La sonrisa descarada de Riddle también se hizo presente, con esa típica mirada relajada y esos ojos rojos profundos.

— Deja de molestar a Luna— ella ahora era su compañera en el Ejército de Dumbledore. 

— Antes no parecía importarte mucho su existencia, al igual que a mí. 

— A tí no te importa nadie— ironizó.

— Es cierto, no me importa Luna. Me da igual meterme con ella, con Pansy, con Draco, con Neville... Incluso sería capaz de meterme con Marcus Flint, Cedric Diggory... Espera— recapacitó sus palabras—. Ese último está muerto, yo lo maté.  

Quiso seguir molesta, pero no pudo evitar levantar la esquina de su labio ante la gracia por su desinterés al aceptar ser la autora de ese desastroso suceso en el torneo de los tres magos. 

— No sé cómo haces para que termine ignorando las travesuras que haces— se apoyó en la pared con el cuerpo de la albina casi totalmente encima suyo.

— No necesitas saber mis secretos, encanto.

No fue ella quien inició un fogoso encuentro entre sus bocas, sino la chica de oro. Su beso fue directo y relajado, pero su contraria quería más. T/N la sujetó de la mandíbula y fue guiando sus labios con los suyos. El inesperado movimiento hizo gemir a Hermione, dejando un espacio entreabierto entre sus dientes. Riddle no desaprovecho en profundizar más el beso metiendo su lengua. Cada cierto tiempo alternaba entre explorar su interior y morder sus labios, dejándolos hinchados y rojos; volvía loca a Granger. Sin darse cuenta, sus manos habían dejado la seguridad de la pared y se fueron directos a desordenar su cabello blanco muy ondulado, jalando algunos mechones en su camino, mientras T/N seguía sujetándola y pasando su otra mano libre por detrás de su camisa y subiendo por su espalda. Su tacto era frío, sus besos caliente y con hambre, un hambre que sólo parecía poder saciar la hija de muggles. Tal vez esa fue la razón por la que continuaban todo eso, la razón por la que no le decía a nadie sobre sus encuentros clandestinos y tampoco es que se esforzara por detenerlos. T/N Riddle Lestrange; hija del enemigo mortal de su mejor amigo, y la asesina de muggles más peligrosa del mundo; una persona antipática y controladora; fiel creyente de los estatus de sangre; y futura mano derecha de su padre, alguien a quien admiraba y estimaba mucho, pero, también era la única que la seguía por todos lados, aunque fingiera no darse cuenta; la única que se vengaba de todos los que la molestaban con palabras hirientes; la que se sonrojaba cuando la atrapaba mirándola; y la única que parecía excitarse con sus besos.