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El destino es algo que puede llegar a ser muy confuso, a veces sueles dar todo por perdido pero el destino puede darte un mano en aquellos momentos de tristeza.

Y eso es lo que sucedió entre Sofía y Pipe.

Ambos dieron por perdido sus miradas después de que cada uno allá seguido su camino después de el vuelo allí en España. Nunca sabían que ambos estarían destinados a estar juntos, que se encontrarían en el nuevo trabajo que cada uno había conseguido, y que los meses en ese trabajo harían que su conexión sea cada vez más fuerte.

—Se re cagó quemando esto— el humo negro salió de el horno cuando Pipe abrió la puerta de este.

—Casi me prendés fuego el edificio pelotudo— Sofía entró en la cocina y abrió la única ventana que había en dicha habitación haciendo que el ambiente se ventilara. Echó un vistazo a torta en el molde que había dejado Pipe en la mesada, era completamente negra—. Y eso que era de Vainilla.

Pipe rió revoleando el trapo a la mesada. Se apoyó en un pared de costado con los brazos cruzados y miró a la morocha con una sonrisa.

Sofía suspiró cansada y se dio media vuelta para cruzar miradas con el castaño en la cocina. Su conexión fue inevitable para ambos, un cosquilleo recorrió el cuerpo de ambos en cuestión de segundos.

—Sos un quema tortas— Sofía rompió el silencio entre ambos para tirarle el trapo en la cara a Felipe.

—Pero cerra el orto nena— agarró el trapo antes de que callera al piso y lo dejó en su lugar. Tenía un arma más poderosa que aquella.

Rápidamente agarró el paquete de harina, agarró un puñado y antes de que Sofía pudiera salir corriendo le tiró toda la harina que había agarrado en el pelo y en la cara, quedando como un fantasmita.

—Vení para acá— Felipe al ver la cara de Sofía había salido corriendo a la sala y esta lo persiguió con un poco más de harina en la mano.

—¡Vas a enchastrar tu propio living!— Pipe agarró un almohadón para taparse la cara y usar como escudo.

Sofía reflexionó unos segundos y después bajó la mano—. Tenés razón.

Pipe bajó inseguro el almohadón de su cara cuando Sofía se dio vuelta para dirigirse devuelta a la cocina, la siguió como todo niño pequeño a su mamá en el supermercado.

Abrió la puerta de la cocina inseguro y mirando para todos lados, pero vió que Sofía dejaba el harina en su paquete y se lavaba las manos y la cara.

—Banderita blanca— dijo Sofía secándose las manos y levantandolas en forma de inocencia.

—¿Y la bandera? Ahhh, es tu cara, claro, claro.

—Ja.

Los meses transcurrieron en el set de lo más normal, eran grabaciones muy divertidas de las que de vez en cuando exigían mucha más exigencia, pero siempre había algo en el que terminaba en risas.

Los chicos eran re copados con ella, y como le había dicho Santi la primera vez que los vio a todos, amigos no le faltarían.

Solían ir a la playa la mayoría de los días libres, también a comprar ropa (la obsesión de Sofía), libros y tés.

Sᴇʀᴇɴᴅɪᴘɪᴀ || Pɪᴘᴇ Oᴛᴀɴ̃ᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora