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—No te combina eso pelotudo— dijo Sofía sacándole la prenda de ropa fosforescente a Pipe de la mano—. Probate esta— y le entregó una remera color blanco con un estampado detrás.

Él, sin dar muchas vueltas al asunto, se le escapó una sonrisita del rostro que escondió rápidamente metiéndose al probador.

La tienda de ropa estaba llena de gente que los miraba mal por estar usando el único probador de allí. Llevaban casi dos horas en el mismo shopping comprando boludeces y pararon en esta tienda que era muy famosa en España, donde había un millón de cosas lindas a ver si Pipe encontraba algo que el gustara.

Sofía tomó su celular mientras esperaba que Pipe terminara de cambiarse.

—Está piola esta— la cortina de el vestidor se abrió y Pipe salió con su remera puesta, se la acomodó un poco y Sofía le guiñó un ojo aceptando la remera.

Cuando pagaron todo, salieron de la tienda en busca de Blas, que según el estaba en el Starbucks esperándolos. Se dirigieron hacia allí dando varias vueltas por el shopping hasta que lo encontraron de una vez por todas. De espalda, se veía la alta y flaca figura de Blas sentado en una silla con el celular.

Sofía lo sorprendió por detrás agarrandole los hombros y pronunciando un "buh" bastante fuerte como para que varias miradas se posaran en ella por unos segundos.

—La concha de tu madre pelotuda— Pipe y Sofía rieron mientras se sentaron en las dos silla en frente de Blas—. ¿Lograron conseguir algo?— el castaño asintió mostrándole la bolsa llena.

Pasaron unos minutos donde charlaron un poco hasta que se hizo tarde y era hora de que volvieran. Pidieron un taxi y en menos de media hora ya estaban reunidos con los chicos del cast en el comedor, antes de que sirvieran la comida.

Pipe sonrió inconscientemente cuando vio como Sofía lloraba de la risa por algo que había contado Juani. Su risa era tan contagiosa que el pudo disimular su sonrisa embobada con la de los demás.

Siempre es inusual ver a Sofía sería o sin una sonrisa en su rostro. Solía ser una persona muy alegre de vez en cuando, parecía una piedra por fuera pero por dentro siempre es un pan recién echo.

Bayona anuncio a todo el comedor la hora de ir a la cama una vez que todos los platos quedaron limpios. Hubo un ruido general de sillas moviéndose y luego pasos con charlas hasta las escaleras.

Cada uno se encerró en su habitación deseándole buenas noches a su vecino o persona que durmiera en la habitación de al lado.

Pipe tocó tres veces la puerta de Blas intentando de no hacer mucho ruido. Segundos después apareció la silueta de su amigo detrás de la puerta que lo invitaba a pasar.

—Me había olvidado esto— dijo Pipe una vez dentro de la habitación de Blas, tomando su cargador de celular, lo levantó del piso y cuando se estaba por ir, Blas le cerró el paso.

Pipe frunció el cejo ante el comportamiento de su amigo.

—¿Cuando vas a admitir que te morís por Sofía?

—¿Qué?

—Dale, no te hagas el pelotudo.

Pipe se quedó helado en su lugar mientras que levantaba un poco su cabeza para mirar a los ojos a Blas. Parecía totalmente dispuesto a escuchar sus palabras explicándole sus sentimientos hacia Sofía.

—Se te nota en los ojos como la amas.

—¿Otra vez vos jodiendo?— dijo Sofía en un tono de voz ya harta mientras Blas la perseguía—. ¿No te hartas de preguntar siempre lo mismo?

Sᴇʀᴇɴᴅɪᴘɪᴀ || Pɪᴘᴇ Oᴛᴀɴ̃ᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora