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El que haya inventado la cafetería supo desde un principio que sería utilizado como lugar de encuentro, y para degustar deliciosas bebidas y comidas, pero ambos chicos sentados en una mesa al lado de una ventana simplemente bebían dicha bebida llamada té.

Una bebida china que llegó a Europa a principios del siglo XVII, y logró expandirse por todo el mundo en poco tiempo, y también una de las bebidas favoritas de Sofía.

Mientras que los temas de conversación eran variados entre Pipe y Sofía, cada uno bebía su taza de té oyendo lo que la otra persona hablaba, y así sucesivamente. Una tarde bastante agradable, un sol cálido los abrazaba en Montevideo, junto con una agradable brisa de verano.

Después de hora y media de tazas de té y charlas, cada uno dio a entender que la merienda ya no daba para más al ver qué el reloj marcaba las siete y media, lo que significaba que en cualquier momento estarían cenando junto a sus amigos.

Sofía tomó su último sorbo de té dejando su taza completamente vacía y limpia. Se limpió la comisura de los labios con una servilleta, y cuando la cuenta fue dejada en la mesa por el camarero que los atendía, la discusión de siempre se hizo presente.

—Invito yo— fueron las palabras que ocasionaron el primer desastre en Sofía.

—Dejate de joder, pago yo— pero antes de que Sofía pudiera tomar la cuenta y ver el precio de todo lo consumido, el castaño puso su tarjeta de crédito junto al papelito y el mesero se lo llevó para cobrarles.

Sofía lo miró con cara de pocos amigos y guardó su billetera en su cartera. Minutos después, el mesero llegó con la tarjeta de Pipe y cada uno se levantó de su silla para ir saliendo de el local.

El sol se empezaba a esconder de a poco detrás del mar en la vereda del frente, formando un hermoso atardecer de admirar, como si el tiempo se detuviera en aquel momento, los amigos miraron con determinación el paisaje de enfrente, sin decir palabra alguna, admirando su alrededor.

Cuando el sol se ocultó por completo, dejó el cielo en un tono completamente naranja con destellos amarillos que relucían por todas partes.

Caminaron devuelta hasta el auto de Pipe, estacionado cerca de la cafetería donde previamente habían merendado. Subieron al auto y cada uno se puso el cinturón para ir ya volviendo a los departamentos. Sofía puso música y cada uno iba tarareando Trátame Suavemente de la banda favorita de la castaña.

No quiero soñar mil veces las mismas cosas, ni contemplarlas sabiamente cantaron a la par mientras que la noche caía en las calles—. Quiero que me trates, suavemente...

Llegaron y bajaron a la vereda cerrando las puertas de el auto. Media hora después cada uno ya se encontraba sentado en una larga mesa llena de amigos y comiendo felizmente.

Mientras todos hablaban entre si, Pipe y Blas charlaban junto con Juani.

—¿Me decís que tomaste té? ¿Solo por ella?— le preguntó Blas a su amigo castaño mientras este se metía una cucharada de puré de papa.

Pipe asintió.

—Pero vos odias el té, Pipe.

Sofía le cebaba mate a su amigo mientras el era maquillado y peinado para grabar sus escenas en el aeropuerto. Mientras que el celular de Pipe grababa todo en cámara rápida, según el para mantener de recuerdo.

No era muy temprano, era casi mediodía, pero el sol pegaba fuerte a las afueras de el aeropuerto de Montevideo donde grabarían por unos días antes de viajar hacia España otra vez.

Sᴇʀᴇɴᴅɪᴘɪᴀ || Pɪᴘᴇ Oᴛᴀɴ̃ᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora