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Los meses pasaron y los recuerdos quedaron vivos en las mentes de todos. Millones de anécdotas, de amistades, de fotos y risas que nunca olvidarán.

Un proyecto más que grande había finalizado con el paso del tiempo y era hora de volver cada uno a su hogar. De dejar todo atrás y seguir adelante con la vida, manteniendo vivo el recuerdo de lo vivido tantos meses.

Cada quién hizo de la suya en Argentina, algunos en España, y otros decidieron viajar a Qatar para alentar a su selección en el mundial. Pero cada uno tuvo la oportunidad de llevarse algún recuerdo de el set de grabación, así como Sofía había tomado un plano de el set de grabación echo en papel para la construcción de este.

Todos seguían en contacto a través de las redes y los grupos que se habían formado seguían intactos.

Todos habían echo la promesa de permitido llorar, pero prohibido olvidar con el paso del tiempo.

Y mientras que la mayoría de los chicos pasaban sus días con la familia, Sofía y Pipe cocinaban galletas juntos en la casa de la chica.

—¿Y las chips?— Sofía volteó en busca de la bolsita que contenía dicho chocolate encontrándose con el castaño y un puñado de estas—. ¡No! ¡Solta eso!

Se abalanzó hacia Pipe intentando tomar las chips antes que se las metiera en la boca. Él hizo el amague pero terminó dejándolas en la bolsa otra vez y levantando los brazos en forma de inocencia.

—Sin chips no son ricas— dijo Sofía sonriendo bobamente. Tomó otra vez la espátula con la que mezclaba la masa de las galletas y siguió revolviendo hasta que no quedara ningún grumo de harina.

—A eso le falta algo— dijo Pipe y se dio media vuelta para buscar algo en su mochila. Dejó el potesito de colorante rojo en la mesada.

—¡Color!— dijo Sofía graciosa mientras destapaba el colorante y echaba tres gotas en la masa.

La masa iba tomando color de a poco, mientras que afuera el día se hacía cada vez más soleado. Era una tarde normal de enero, cada uno vivía su vida normal después del rodaje de la película y de vez en cuando solían juntarse.

Las manos de Pipe recorrieron la cintura de Sofía abrazándola por detrás mientras que la chica sacaba la masa del boul para echarle un poco de harina y amasarla en la mesada.

Quedaron así por unos minutos, mientras que Pipe observaba como las manos de Sofía amasaban y expandían la masa por toda la mesada, sus brazos abrazaban el abdomen de la chica y su cabeza descansaba en su hombro.

Metieron las galletas al horno. Momento de esperar hasta que estuvieran echas del todo y fueran comibles.

Sofía tomó su celular para poder responder los mensajes que tenía pendientes cuando algo se estrelló contra su cara, un polvo blanco.

—Me acabas de declarar la guerra— dijo observando a Felipe con una clara molestia en el rostro, pero rápidamente tomó un puñado de harina e hizo lo mismo con él, manchandole la ropa y el rostro.

La pelea de harina fue todo un desastre entre ambos, la cocina era un caos y ellos también. Sus prendas de ropa, desde las zapatillas hasta la remera estaban llenas de harina, y ni hablar de sus caras.

—Vos empezaste.

—Vos te pusiste con el celular en vez de estar conmigo.

Sᴇʀᴇɴᴅɪᴘɪᴀ || Pɪᴘᴇ Oᴛᴀɴ̃ᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora