—¿Por cuánto tiempo estarán fuera? —preguntó Ahri desde el asiento trasero del auto.
—Lo siento... no sabemos qué tanto nos va a costar borrar del mapa una gran grieta del vacío —respondí mientras prestaba completa atención al volante. Un puchero infantil se dibujó en el retrovisor.
Conducía a través de las calles de Brooklyn dirigiéndome hacia los suburbios donde, a esas horas de la madrugada, establecería contacto con mis colaboradoras. Las tres integrantes de K/DA me acompañaban, aunque no todas habían decidido unirse al viaje a la Antártida, pues según parecía, la líder tenía otros planes.
—Evelynn y yo nos iremos a Canadá mañana temprano —reveló la vastaya muy misteriosa.
—¿Negocios?
—Efectivamente, y si hay suerte lo sabrás a tu regreso.
No añadí nada más para no entrometerme en sus asuntos. Solo esperaba que no cometiese una locura, y la súcubo no era precisamente un buen ejemplo a seguir. Si tuviesen la oportunidad de desaparecer a alguien, estas tipas no dudarían en hacerlo y recurrir a sus instintos salvajes.
Afortunadamente, bajo la vigilancia de Evelynn nadie se atrevería a hacerle daño. Ahri contaba con el apoyo de otra psicópata de su calibre para enfrentarse a cualquier personaje de videojuegos que se pusiera en su camino. Solo esperaba que no se metieran en problemas con la ley.
—Evelynn, por favor, cuídala bien —supliqué sin que se notase mi desesperación.
—No te preocupes, darling —respondió la súcubo depositando sus garras en mi pierna, no sé qué diablos hacía en el asiento delantero en vez de Kai'Sa.
Kai'Sa vendría conmigo, su interés por encargarse de la amenaza era genuino. Además, su conocimiento del vacío y de sus peligrosos habitantes superaba ampliamente al mío; yo que apenas me sabía el lore de League of Legends. Sin duda sería una pieza clave en la contención del mismo.
—Tómense los días que necesiten —oí decir a Ahri toda enérgica— pero, me la devuelves enterita, Hyde, sin ningún rasguño.
Obviamente se refería a Kai'Sa.
A la vastaya solo le importaba su integridad física por ser una parte esencial e irremplazable del grupo musical. Ni siquiera le había preguntado si quería quedarse con nosotros. Seguramente la convencería ofreciéndole toda clase de recompensas, y en caso de escuchar una negativa, quizá trataría de retenerla contra su voluntad.
Yo aceptaría la decisión que tomara, incluso si me corresponde como su invocador darle órdenes.
Llegamos al punto de encuentro: un barrio con muchas propiedades en venta, y por lo tanto, de escasa actividad nocturna.
La razón por la que nos alejamos tanto de la ciudad y esperamos a que oscureciera fue para evitar el tropiezo incómodo con curiosos que las reconociesen y armasen escándalo. A estas alturas Ahri y Evelynn gozaban de una reputación mediática abrumadora. Había sido testigo de más de un desencuentro con paparazzis o fanáticos del juego que se atrevían a hacer locuras con tal de obtener una foto, una conversación o simplemente un saludo.
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K/DA: La invasión
FanfikceUna historia de los personajes de League of Legends en el mundo real, pero enfocado en K/DA x OC, y como continuación de mi serie Chicas de Videojuegos.