Capítulo 16 - Adicto a tu amor | Brat

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Miro con satisfacción el rostro de Rachel cuando su mirada llena de ira me recorre por completo. Me giro hacia Dereck y le comunico con elegancia cómo vamos a proceder.

—Mira hermanito, tienes razón en algo, me encanta verte así. Me gusta tanto lo manso que eres atado, que te voy a dejar así hasta que venga el personal de limpieza por la oficina. —Rompo la cinta que envuelve las muñecas de Rachel y con la mordaza aún puesta la empujo bruscamente hacia la salida del despacho.

Curiosas imágenes voy a poder sacar de las cámaras de seguridad del edificio. El cuerpo de Rachel con su lencería sexy es todo lo que he necesitado para desatarme. Siempre siguiendo normas, siempre obedeciendo, siempre intentando ser alguien que no soy para que me acepten los demás. El día de hoy va a ser un punto de inflexión en mi vida

—Por cierto Dereck, no te preocupes por dejar a Rachel a medias, ya me encargo yo de que disfrute de verdad. —Le guiño un ojo antes de cerrar la puerta del despacho.

Una vez estamos cerca del ascensor suelto a Rachel y se quita la mordaza en menos de un segundo. Se me escapa una risita al ver cómo el contorno de sus labios está rojo por el tirón.

—De nada Rachel, este mes te ha ahorrado la depilación, tienes 10 segundos para contarme que coño ha pasado ahí dentro. —La miro con semblante serio mientras vamos hacia mi coche.

—No Brat, el que tienes que dar explicaciones eres tú, ¿estás mal de la cabeza? ¿Todo bien en casa? Creo que no eres consciente de lo peligroso que es Dereck.

—¿Y tú Rachel? ¿Eres consciente de a qué estás jugando? —Examino su rostro esperando cualquier gesto que pueda indicarme qué es lo que está ocultando, pero su rostro tiene un gesto inquebrantable.

—Llévame a casa Brat, ya he perdido bastante tiempo con imbéciles que solo se preocupan por ver quién la tiene más grande. —Arranco y por el rabillo del ojo observo como Rachel contempla la ciudad con aire pensativa.

Llegamos a su casa, pero no baja del coche. Me mira y me dice:

—Que sea la última vez que tomes decisiones tan arriesgadas, si somos un equipo, lo seremos de verdad.

Se desabrocha el cinturón y me da un leve beso en los labios. Observó como entra en la urbanización y un pensamiento me viene a la cabeza... ¡Joder! Que me ha besado después de comerle la polla a mi hermano.

Debería irme a casa a descansar, pero no puedo. Todo lo que ha pasado hoy es demasiado para asimilarlo sin más, como me meta en casa dándole vueltas a lo que ha pasado con Rachel y la facilidad que tuvo para chuparle la polla a Dereck sin importarle que estuviera allí, el que terminará pegándose un tiro soy yo.

Necesito verla... ella podrá distraerme y hacer que olvide toda esta mierda en la que me he metido. Y encima no solo eso, no solo es el calentón que me produce Rachel, es que no puedo quitármela de la cabeza.

Pongo el motor en marcha y tomo camino, casi se me olvida todo de la emoción de verla. Es la única que no me juzga por mi apariencia, por mi dinero o por lo que la gente cree que puedo o llego a ser. Ella no es así, ella me mira y el mundo se desvanece, se me olvidan las penas y podría llegar a olvidar hasta quién soy si pasara el tiempo suficiente con ella.

Aparco delante de una pequeña casa, es humilde, pero es un verdadero hogar, sinceramente aquí puede que no tengan lujos materiales, pero el amor que se respira es lo más bonito que he visto jamás. Cuando era crío, hubiese dado todo por tener al menos la mitad de lo que hay aquí dentro, sin importar nada más.

Bajo del coche, me dirijo a la puerta y llamo al timbre.

—Hola, Sra. Davis, disculpe que sea tan pronto, pero vengo a verla... ¡La echo mucho de menos!

Pulso a la lujuriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora