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Ignorando el ardor en su dedo del pie se levantó de dónde se encontraba escondido dando pequeños saltos hasta llegar a la isla de la cocina una vez ahí soltó el aire cansado, él no tenía nada de resistencia física y su corazón parecía bombear más fuerte de lo habitual, tal cual estuviera corriendo minutos antes en algún maratón.

Con cuidado de no ser demasiado ruidoso tomo uno de los vasos que podía tener a la vista trae abrir el refrigerador para alumbrarse un poco y no andar a ciegas por el lugar.

Dando un rápido vistazo al pasillo asegurándose de que nada ni nadie pudiera intervenir en su momento especial mientras servía leche en el vaso.

Y es que aparte de despistado y tonto también era muy torpe así que debía asegurar que nada inesperado sucediera para evitar desastres.

Pero justo está noche Dios no estaba de su lado.

Justo en el momento en él que había comenzado a vertir el líquido sobre el recipiente mientras se tambaleaba en un solo pie y la puerta del refrigerador era su más cercano soporte una voz proveniente del pasillo lo asustó causando que soltara en envase de leche y este se regara en el suelo.

— ¡Mierda! — Exclamo al estar empapado del blanco líquido por casi toda la parte inferior de su cuerpo.

— ¿Hyung? — La voz de Minho parecia acercarse cada vez más hasta donde se encontraba y en un rápido y tonto intento por no parecer un idiota frente al menor terminó resbalando y cayendo de culo contra el frío y mojado suelo.

Sin dudas Dios no estaba de su lado esa noche.

Estigmatofilia²  - Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora