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— Solo un poco más... Y... ¡Listo!

Minho celebró una vez pudo colocar a Jisung sobre él sofá de la sala de estar, en un principio una vez había terminado de secar todo el desastre de leche por el suelo y había retirado con cuidado el vaso de cristal dejándolo a salvo sobre la encimera había insistido en llevar a Jisung directamente hasta su habitación para que pudiera cambiarse y también para más comodidad, pero él mayor se había negado rotundamente.

Ya era más que suficiente el simple hecho de estar pasando por tanta vergüenza no quería seguir humillandose aún más.

¡Por Dios! Minho estaba en su casa después de años fuera, años en los que no habían podido verse o hablar como dos personas normales, seguramente estaba exhausto por el viaje y él se encontraba causándole tantos problemas cuando debería estar plácidamente dormido recuperando todas sus energías.

— Gr-gracias M-Minho. — Tartamudeo un poco, realmente se encontraba muy avergonzado.

El azabache sonrió de lado y se agachó quedando sobre sus talones para estar a la misma altura del mayor que se encontraba recostado en el sillón en el cuál él mismo Minho se había encargado de dejarle.

— No es nada Jisung hyung. — Le resto importancia. — Es un verdadero placer ayudarte en lo que pueda... incluso podría calentar tú cama para ti está noche. — Añadio con tono coqueto llamando totalmente la atención del rubio él cuál segundos atrás mantenía la cabeza gacha, le guiñó y el mayor lanzó una mirada afilada.

— Bocazas. — Murmuro cómo intento de insulto.

Esta vez Minho se hizo el ofendido llevando una de sus manos a la altura de su pecho estallando a carcajadas segundos después.

— Pense que mi hyung bonito estaba agradecido conmigo por ayudarle momentos antes. — llevo ahora su mano hasta su hombro masajeandolo haciendo una nueva de dolor. — Aigoo incluso lo he traído hasta el sillón como una princesa ¡y es realmente pesado! — Continuo dramatizando, cada palabra de su relato avergonzando aún más al hombre frente a el.

— Basta ridículo. — Le callo. — Estoy agradecido, sí, pero eso no te da tantas libertades conmigo mocoso.

Minho hizo una circunferencia perfecta con sus labios.

— Ya empezamos con las agresiones, voy por buen camino entonces ¿Le gustaría le alcanzará un zapato de la entrada? — Bromeo.

Jisung abrió los ojos como platos sintiendo su rostro arder, seguramente parecía un tomate, Minho se estaba divirtiendo a sus costillas haciendo referencia a años atrás cuando ellos eran vecinos y él solía lanzarle cualquier cosa que tuviese a la mano, oh que buenos tiempos aquellos.

— A dormir. — Ordeno huyendo de su penetrante y divertida mirada dirigiendo la hacia el respaldar del mueble dándole de forma indirecta la espalda al azabache.

Minho río nuevamente.

— Ya, ya tranquilo hyung, solo quería que cambiará esa cara fea que tenía antes, realmente no me gusta para nada esa expresión en su rostro.

Prefiero las avergonzadas o de éxtasis. Quiso decir pero se lo guardo, aún no recuperaba la confianza que antes había entre ellos dos, no podia simplemente ser un desvergonzado total, amenos a quisiera que Jisung estuviera siendo un tomatillo 24/7.

Aunque eso sinceramente no le desagradaba del todo.

Apesar de todos los años separados y de la forma algo abrupta que habían terminado las cosas en él pasado, todos los sentimientos y sensaciones seguían ahí, tan fuertes o incluso más que antes, es como si todo ese tiempo ambos las hubieran mantenido ocultas en su interior, acumulando las, hasta él punto en él cuál ya no podrían más y estás terminarían por explotar y derrumbar todas esas paredes que las bloqueaban.

Por qué si algo era cierto sobre ellos dos es que Minho jamás había podido olvidarse de Jisung en todo ese tiempo lejos, y este último aunque lo intentará no pudo superar a ese mocoso pervertido que desde que eran jóvenes pubertos le alteraba las hormonas.

Estigmatofilia²  - Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora