tres (⁠◍⁠•⁠ᴗ⁠•⁠◍⁠)

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Minmin, ¿Qué tipo de familia te gustaría tener? —pregunta bajito su amigo, mientras estaban recostados en el pasto encontrándole formas a las nubes del cielo.

—Mmm, quiero una familia feliz, una mamá que me dé muchos abrazos y un papá que juegue mucho conmigo —responde entusiasmado—, ¿Y tú?

—Yo sólo quiero que mi familia venga por mí.

Minho, a su corta edad, sintió por primera vez que su corazón se rompía. Sólo quería apretar a su amigo en un abrazo y jamás soltarlo.

—¿Y si vienes conmigo y mi nueva familia? Quizás puedas estar con nosotros hasta que tu familia vuelva por tí.

—¿Crees que tu nueva familia también me querrá?

—¡Claro que sí, Nini! Estaremos juntos para siempre ¿Recuerdas?

Minho se despertó sobresaltado, con el cuerpo transpirado y lágrimas corriendo por sus mejillas.

Se llama Nini.

Faltaban dos horas para que suene su despertador pero ya no iba a poder dormirse otra vez, así que decidió levantarse y comenzar a preparar sus maletas, en tres días se iría en tren a la casa de sus padres en Busán y quería ir preparando todo con anticipación.

Se queda sentado mirando el techo porque faltan aún cuarenta minutos antes de tener que salir para sus clases y ya no tiene nada más que hacer.

Y como cada vez que no tiene nada más que hacer, sobrepensar parece ser la mejor opción.

Le es extraña la forma en que ese niño de bonita sonrisa parece habérsele calado en los huesos, lo piensa todo el día en su casa, en su universidad. Y no lo entiende. Porque hasta hace dos meses, ese niño jamás había sido parte de sus pensamientos.

Por un lado tiene miedo, porque si de verdad ese niño no existe, ¿Cómo hará para calmar ese dolor en su pecho?

¿Cómo hará para calmar el dolor de la ausencia de alguien a quien prácticamente no conoce?

Porque pensar en él le causa dolor. Cuando se despierta siente que lo extraña, que lo necesita con él otra vez, que daría todo para ver esa sonrisa. Pero si no llega a existir, quizás pase el duelo más angustiante de su vida. Extrañando un toque que nunca tuvo, anhelando una sonrisa que sólo existe en su cabeza.

Y por otro lado, si ese niño existe, si sus padres tienen la mínima idea de quién es, si existe la posibilidad de verlo otra vez… siente aún más miedo por esa posibilidad.

¿Y si Nini no lo recuerda? ¿Si no lo encuentra? Si todo lo que en ese momento anhela está cerca pero tan lejos a la vez ¿Qué hará?

Repasa su nombre en sus labios, lo nombra una y otra vez y rememora en su cabeza los sueños que aún pasando semanas parecen tan vívidos que es imposible que no sean recuerdos.

Trata de que su mente busque en sus recuerdos y una incógnita más grande se instala en su ser.

¿Por qué nunca lo recordó hasta ahora?

Minho recuerda que sus padres lo llevaron a terapia muchas veces en su preadolescencia. La preocupación de ellos es que Minho olvidaba muchas cosas, algunas pequeñas como olvidarse la mochila antes de salir a la escuela, otras más grandes como olvidar la estufa encendida después de cocinar.

La respuesta de su terapeuta, al que vió por muchos años, siempre fue la misma. Minho es olvidadizo, su mente trabaja de otra manera. Su cerebro reproduce ideas, canciones, pasajes de libros y él se queda tan centrado en su propio mundo que olvida todo lo que le rodea.

Y hasta ahora, más que cosas pequeñas como olvidarse un libro, su mente olvidadiza no le había dado demasiados problemas.

¿Pero su memoria fue tan mala como para olvidar a una persona? Y no cualquier persona, una persona que parece haber sido muy importante para él.

Pasa las manos por su cara intentando calmar su frustración y en un vistazo rápido al reloj que cuelga en la pared de su living, se da cuenta que tendría que haber salido a su universidad hace veinte minutos.

(...)

—¿Cómo va todo con tus sueños? —pregunta Changbin.

Están en la cafetería de la universidad en medio de su almuerzo, al final llegó tarde a su primera clase y como salió tan rápido olvidó ésta vez su cartuchera. Tuvo que pedir prestada una lapicera y sus apuntes quedaron horribles, sin el color que suele darle con sus múltiples marcadores de colores. Espera acordarse de volver a hacerlos en su casa.

—Lo nombré en un sueño —dice como si nada, y sus amigos se exaltan ante la nueva información.

—¡¿Qué?! —dicen al unísono— ¿Y lo cuentas tan tranquilo? ¿Cómo se llama? —Felix tiene demasiadas preguntas al parecer.

—Nini… me imagino que no es su nombre, quizás es un apodo. Pero es la primera vez que lo nombro.

Hyunjin nota el temple de su amigo, el brillo apagado en sus ojos.

—¿De qué trataba ésta vez el sueño? —le pregunta, tratando de levantarle un poco el ánimo.

Minho suspira, no ha dejado en todo el día de pensar en sus preguntas de la mañana, en las dos resoluciones posibles a su incógnita; que Nini exista o que no lo haga.

—Me preguntaba qué tipo de familia me gustaría tener, y cuando yo le preguntaba lo mismo, me decía que sólo quería que su familia volviese por él —dice, decaído.

—¿Tú estás bien? —le pregunta Christopher— te ves apagado hoy.

Y Minho lo piensa porque el revoltijo de emociones que tiene dentro suyo es complicado de entender hasta para él.

—No lo sé —se sincera—, por un lado estoy ansioso, en tres días viajaré y podré preguntarle a mis padres sobre todo esto. Y por el otro… no sé si tengo más miedo de que exista o de que no.

—¿Qué es lo que te da miedo, Minho? —habla Jisung.

—Si existe puede que nunca lo encuentre, o que él no me recuerde. Y si no existe… —Minho siente el nudo en su garganta. Una cosa es pensarlo en su casa, otra es expresarlo y contarle a sus amigos, siente que se desborda y sólo quiere llorar.

—Es más que un simple sueño o recuerdo, ¿No es así? —Hyunjin dice, cálido, posando una mano sobre la suya, tratando de brindarle comprensión.

—Siento que lo extraño, lo extraño todo el tiempo. Es patético ¿No es así? —se ríe sin ganas— Si Nini no existe es como si tuviera que dejar ir a alguien que nunca tuve.

—No es patético —Felix dice—, no pienses en esas posibilidades, hasta que no hables con tus padres no lo sabrás así que no te pongas mal todavía, estaremos ahí en cualquiera de los casos.

—¡Eso! —Changbin sonríe— si existe, entre todos te ayudaremos a buscarlo, te lo prometo. Y si no, tomaremos helado contigo escuchando canciones tristes hasta que te sientas mejor.

Todos asienten, mirándolo y Minho sonríe porque tienen razón. Tiene una vida hermosa y unos amigos perfectos, la existencia o no de ese niño no cambiará nada de eso.




























Bueno che teorías q dicen existe o no?

kuromi keychain     [  jeongho  ]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora