seis (⁠◍⁠•⁠ᴗ⁠•⁠◍⁠)

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Cuando termina de hablar con sus padres, es de madrugada y a Minho le duele tanto la cabeza por llorar que a pesar del sueño que tiene duda poder dormirse. Piensa en hablar con Hyunjin, tiene unos mensajes de él sin contestar y sabe que su amigo suele estar despierto a estas horas.

Decide no hablarle y escaparse por la ventana, como en los viejos tiempos. Tiene frío y lleva el peluche de Chococat en su mano, no quiso separarse de él desde que lo vió. Teme que si deja ir a ese peluche, el recuerdo de Nini se vaya también.

Sube a su balcón con un poco de dificultad, ya no es un adolescente, en esos momentos subía al balcón de su amigo como si fuese lo más sencillo del mundo. Hyunjin se sobresalta, pero Minho se alegra de que siga despierto para escuchar sus disparates de madrugada. Hablar con sus padres le sirvió, pero necesita más, necesita alguien que lo vea desde otro lado y tenga alguna idea sobre qué hacer en ese momento.

—¿Qué haces aquí? —pregunta Hyunjin, dejando pasar a Minho a su habitación. El último nombrado se sienta en su cama, derrotado, frotando su cara con sus manos.

—Hablé con mis padres —responde, mirando al peluche de Chococat entre sus manos—, por un lado estoy aliviado y por el otro no sé qué hacer ahora.

—Cuéntame —dice Hyunjin—, pero antes, ¿Quieres café? Por tu cara creo que lo necesitaremos.

Minho asiente y en el tiempo que su amigo se retira a preparar la infusión, piensa en qué decir a continuación. Es demasiada información para él, porque realmente no se lo esperaba. Y sinceramente ¿Habría algo que hacer? No se ven desde hace años, duda que Nini lo recuerde. Minho piensa que quizás sólo él se quedó con la angustia.

Toma un sorbo de café minutos después de que Hyunjin entra y se sienta junto a él.

—Nini existe —comienza Minho—, era un amigo mío del Hogar. Según mis padres estábamos todo el tiempo juntos, dicen que yo lo perseguía cada vez que me iban a ver.

Minho siente sus ojos picar, porque lo recuerda. Tiene breves imágenes en su mente, de correr detrás de Nini, de llamarlo todo el tiempo para jugar, de no dejarse solos un minuto.

—Ellos quisieron adoptarlo pero no era posible, la situación de Nini no era apta para adopción —continúa, acariciando al Chococat—. Al parecer el último día que nos vimos intercambiamos nuestros objetos preferidos.

—¿El peluche era de Nini?

—Sí —Minho suspira—, según mis padres nos íbamos a devolver los juguetes cuando nos viéramos otra vez.

—Que lo tengas quiere decir que no se volvieron a ver?

—Exacto… en realidad, fuimos a verlo, varias veces. Nini nunca estuvo. Yo recuerdo… —su voz se quiebra y el nudo en la garganta le impide hablar. Hyunjin toma su mano— recuerdo que estaba enfermo. Ni yo ni mis padres sabemos qué pasó.

—Escribiré al grupo —dice Hyunjin, y Minho enarca una ceja, sin entender—, los chicos querrán saber. Y seguramente tienen más ideas para encontrarlo.

—¿Encontrarlo?

Era algo en lo que Minho no había pensado. ¿Siquiera era una posibilidad real encontrar a Nini?

—Claro —responde Hyunjin—, estás angustiado, hace tiempo. Y te conozco, Minho, no dejarás de pensarlo. Tienes que encontrarlo.

—Pero… ¿Y si él no me recuerda? ¿Si soy el único que siente que perdió algo importante? No podría…

—Estoy seguro que fuiste igual de importante para él, Minho, es imposible que no lo fueras —Hyunjin habla con calma—. Y te recordará, estoy seguro.

Hyunjin termina de escribir el mensaje y deja el celular para volver a hablar.

—Hay que hacer un plan —dice, seguro y entusiasmado—, lo primero, ¿Tus padres no se acuerdan su nombre?

—No… siempre lo llamaron Nini al igual que yo.

—Entonces hay que volver al principio, el Hogar. ¿Tienes contacto con alguien más de ahí?

Minho niega, otra vez. La realidad es que la única persona cercana que tuvo en el hogar fue Nini. O por lo menos que él recuerde.

—Ahora estamos muy atareados en la universidad pero en… —Hyunjin parece estar pensando en algo que Minho no entiende— ¿Tres semanas? ¡Sí, tres semanas! Tenemos vacaciones.

—¿De qué hablas? —cuestiona Minho.

—¿Cómo que de qué hablo? —responde Hyunjin— A ver, espera —toma su celular otra vez y sonríe leyendo unos mensajes—, ¡Iremos al Hogar, tonto! Todos los chicos están de acuerdo, ¿No creíste que te dejaríamos sólo en esto, o sí?

—¿Ir al Hogar?

—¿De qué otra forma lo encontrarías? —Hyunjin hace un gesto de incredulidad— hay que volver a donde empezó todo.

Minho aprieta el peluche en sus manos y sonríe, por un momento toda su angustia se borra y se reemplaza con un toque de esperanza. Sus amigos tienen razón, tiene que encontrarlo, porque de otra forma no dejará de pensar en él.

Tiene que encontrar a su Nini y devolverle el peluche de Chococat.

(...)

Las tres semanas siguientes pasaron más lento de lo que Minho hubiese querido, estuvo arreglando todo para que no le quedase ni un pendiente y poder irse en el primer tren a Gwangju con sus amigos. Los seis tenían dos semanas de vacaciones, y todos habían hablado con sus padres de que pasarían una semana ellos juntos y luego irían a sus casas.

Decidieron eso porque Minho no quería contarle a sus padres aún, pero se sentía incorrecto hacerlo sin que ellos supieran, así que la noche antes de viajar tomó su celular y los llamó.

—¡Hijo! —saludó su mamá al otro lado de la línea— ¿Ya tienes todo listo para tu viaje?

—De eso quería hablarles, ¿Puedes poner el altavoz para papá?

Cuando estuvo listo, Minho continuó.

—La verdad es que les mentí… O les omití información. Esta semana con los chicos iremos a Gwangju.

—¿A Gwangju? —preguntó su papá— ¿Qué harán allá?

—Buscar a Nini, iremos al hogar. Sé que es loco, pero, necesito saber. Necesito saber cómo está, o su nombre, lo que sea para poder avanzar…

—Gracias por contarnos, Minho, los dos estábamos esperando que lo hicieras.

—¿Cómo? —preguntó Minho.

Su mamá soltó una pequeña carcajada.

—La conexión que ustedes tenían era algo de otro mundo, supusimos que ibas a querer buscarlo… así que ante cualquier información, cualquier cosa, puedes llamarnos. Lo sabes ¿No es así?

Minho en ese momento silenciosamente agradeció a la vida por sus padres y sus amigos.

—Lo sé… gracias mamá y papá.

—Encuéntralo, Minho.





















kuromi keychain     [  jeongho  ]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora