diez (⁠◍⁠•⁠ᴗ⁠•⁠◍⁠)

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El saber que Nini estaba vivo en algún lugar de Seúl, calmó por completo el semblante de Minho, logró disfrutar los últimos días en Gwangju con sus amigos, con la promesa de empezar su búsqueda una vez terminaran sus vacaciones.

A sus padres pudo contarles todo, les llevó la información que tenía sobre Jeongin y lo que sabían hasta el momento. El tener tanta gente de su lado lo llenaba de esperanza, una vez que encontrara a Jeongin no lo dejaría ir. Le daría la familia que siempre anheló, se quedaría a su lado como su amigo, como su confidente, lo traería con sus padres en Navidad y le daría muchas cosas ricas para su cumpleaños.

Minho estaba haciendo tantos planes con Jeongin.

Pero era difícil cuando prácticamente Jeongin parecía haberse esfumado de la tierra.

Luego de su vuelta a Seúl lo buscó por todos los medios —legales— que encontró. Lo buscó por redes sociales, preguntó a muchas personas de su universidad, hasta pensó en pegar carteles, pero desistió porque quizás a Jeongin le parecería muy invasivo. Tuvo la idea de preguntar directamente a los directivos de su universidad o cualquier universidad cercana, pero era obvio que no le darían información.

Pasaron semanas sin ni un indicio de Jeongin, nadie lo conocía, nadie sabía de quién hablaba y en las redes sociales no encontraba nada.

Se sumaba también el hecho de que Minho tenía fotos sólo de la infancia de Jeongin, ahora podría tener los mismos rasgos pero no dejaba de ser un adulto y seguramente sería muy distinto a la imágen que él recuerda.

Y la verdad, la búsqueda fallida lo estaba deprimiendo. No se concentraba bien en clases y olvidaba más cosas de lo normal, los sueños no habían cesado y cada día sin Jeongin parecía una tortura que no iba a acabar.

Así que desistió.

No para siempre, claro, pero por el momento necesitaba concentrarse en otras cosas, en sus exámenes, en sus amigos y en su familia. Necesitaba no caer en un pozo de tristeza por un encuentro que estaba tratando tanto en hacerse realidad. Jeongin esperó años por él, Minho podría esperar un poco más.

Quizás, más adelante, con sus ánimos un poco más arriba, su visión sería otra y la búsqueda pudiese ser fructífera.

Le había comunicado la decisión a sus amigos durante la mañana por medio de un mensaje, esperando que ese día su encuentro no fuese sólo una búsqueda del tesoro.

Fue a sus clases con normalidad, pudo prestar atención a todas las lecciones del día y logró escribir uno que otro poema que puede o no haber sido de pura tristeza y desconsuelo.

El sol le pegó en la cara al salir de la entrada principal y al sacar su celular vió que tenía varios mensajes. Al parecer, hoy Hyunjin iba a salir más tarde de su clase entonces sólo por ésta vez, para no perder tanto tiempo, almorzarían en la cafetería más cercana a la escuela de Artes.

Normalmente, el almuerzo lo hacían en la cafetería del campus de Economía, que les quedaba a todos como un punto medio. Y sobretodo, era la que mejor pollo frito tenía. Por lo que sabían, la cafetería de Artes tenía un excelente café pero no era tan buena en los almuerzos. Igualmente si iba a ser por un día, a Minho no le molestaba quizás comer algo que no fuese tan de su agrado. O tal vez todo era una exageración y la comida no fuese tan mala. Esperaba que sea la última opción.

Su facultad era la más lejana a la cafetería de Artes por lo que envió un mensaje a sus amigos —sabiendo que sería el último en llegar—, para que ellos vayan haciendo su pedido también. Changbin contestó, luego de un rato, que todavía lo estaban preparando así que viniera con calma. Y eso hizo Minho.

kuromi keychain     [  jeongho  ]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora