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"En el jardín del amor, cometí un desatino, pisoteé las flores que eran nuestro destino. Mis actos imprudentes, como sombras grises, oscurecieron el sol que en tus ojos reíse.
A ti, mi amor, en versos de arrepentimiento, imploro perdón con el alma en tormento. Dañé el delicado tejido de nuestra unión, mi corazón llora en esta confesión.
Las lágrimas que caen son testigos sinceros, de la herida que causé con gestos ligeros. Te ruego, perdona mi ciego error, reconstruiré el amor con humilde fervor."
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Alastor por alguna razón no quería que lo perdonara, es más, estaba más que seguro que no lo había perdonado, pero se estaba tratando de obligar a hacerlo.
Entonces, la culpa recayó nuevamente en el ciervo, pero tenía que escapar de ese sentimiento, del amor, algo tan estúpido, inecesario y efímero. No quería sentirlo, no de nuevo, la primera y única persona que ha amado había fallecido, la única persona que lo apoyó desde siempre y lo ayudó a ser quien era, falleció. No era un sentimiento el cual a él le agradara o quisiera volverlo a sentir, por que todo se acaba en algún momento.
¿Por qué? ¿Cuál era la razón por el cual todos están tan anonados con el amor? Era algo tan inecesario, con o sin él podría vivirse perfectamente, no entendía la razón por la cuál era tan necesario para la gente. Sin embargo, cuando comenzó a sentir su corazón latir con fuerza al estar cerca de ese chico, notar su sonrojo y risa sincera, eventualmente lo hizo enamorarse, sin cuestionarse la razón por la qué lo estaba sintiendo, pero cuando tuvo lanoportunidad de cuestionarselo sintió miedo, escalofríos, no quería perder a alguien a quien amaba, además que el plan desde un inicio era aprovecharse de su estúpida inocencia, entonces, ¿Por qué se había enamorado?
Él solo se hacía daño al hacer que el más bajo sufriera, y aunque se supone debería tratarlo bien, algo dentro de él no quería tenerlo a su lado, era un mecanismo de defensa, para él mismo y para el omega, sabía perfectamente que una violación nunca se perdonaría, y eso simplemente lo hacía sentir tan mal, por que sabía que eventualmente el soberano lo perdonaría.
—No, no te obligues a perdonarme—
Finalmente el alfa habló, alejando al omega que al sentir el contacto del contrario se estremecio, y lo volteó a ver con sus ojitos cristalizados
Le dolía al más alto verlo así, le dolía el hecho de ser el causante del dolor de a quién se supone debía de hacer feliz.
—Yo creo que... aunque será casí imposible no tener que hablarnos o juntar palabras, fuera de algo laboral, no quiero que hablemos más—
