17-Droga

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"En el silencio de la noche, te escribo mis razones,
un susurro del alma, entre contradicciones.
Aunque mi corazón clame por tu amor ardiente,
la razón me dicta que el destino es prudente.

No puedo, no debo, aunque mi ser lo anhele,
como estrellas prohibidas, nuestras almas titilan.
Amar en la penumbra, ocultar este desvelo,
se vuelve un suspiro, un dulce anhelo.

Cautivo en la encrucijada de lo que debería ser,
mi amor por ti florece, pero no puede renacer.
Aunque la distancia nos separe, la verdad permanece,
te amo en el silencio, donde mi amor crece."

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[TEMA SENSIBLE TRATADO 🔞]

Todo era doloroso, una visión borrosa, aunque Lilith le recordara que ella lo amaba más que nada y que era la única que lo amaba, sus pensamientos siempre terminaban en Alastor, pasaran los días, semanas... no podía, pocas veces fueron en las que se vió en la obligación de interactuar con el demonio, y esas pocas veces, la chispa que alguna vez sintió, no eran las mismas, era incómodo, esas pequeñas pláticas forzadas terminaban en un comentario hostil por parte del demonio sonriente y de una u otra forma, el más pequeño se iba llorando, deseando que todo fuese una pesadilla que pronto terminaría.

Tan ingenuo en pensar así, iluso.

Pero, si por algo era conocido Lucifer, era por ser un gran soñador, que a pesar de todo, no perdía las esperanzas, y si algo muy bien sabía, es que ninguno de sus sueños se cumplían, pero de todas formas, anhelaba con todo su corazoncito en verdad que este sueño se cumpliera, que la pesadilla terminara dejando solo un sabor amargo, que eventualmente se desvaneciera.

Definitivamente, no se rendiría, no importaba cuantas veces iba a caer, se levantaría las veces que fueran necesarias para volver a endulzar el corazón del chico que alguna vez lo amó, o eso creyó.

Las gotas de agua se deslizando por su carne, la luz del sol reflejándose en una pequeña ventanita alta que no dejaba ver dentro del baño, se había vuelto algo cotidiano el hecho de bañarse, llorar, tratar de lavarse el cuerpo hasta desgarrarse, tratando de estar limpio, no importaba cuántos días pasaran, se sentía sucio, se sentía culpable de sentirse así, lágrimas caían que no se identificaban si era el agua o solamente gotas de lágrimas, solamente se podían diferenciar por su característico sabor salado.

Últimamente había perdido las ganas de levantarse, de comer o incluso bañarse, de hacer las cosas normales de cuidado personal, ni siquiera tenía ganas de fabricar sus patitos, simplemente, quería estar acostado, por segundos, minutos, horas, semanas, meses y décadas, ser uno mismo con la cama y estar tanto tiempo ahí que pronto su figura se marque en el colchón, y que todo comience a llenarse de humedad o moho, su cuerpo esquelético lleno de gusanos que se comerán cada pedazo de carne, hasta finalmente estar mezclado con el aire, mínimo, incluso siendo polvo, estaría con Alastor, en el aire que él respirase, por más obsesivo o loco que suene, era la única manera en la que tal vez, podría sentirse bien entre toda esa agonía.

Apagó la ducha y se secó, se miró al espejo y pudo notar su cara ligeramente más delgada por la falta de alimentos, pues las cantidades que consumía eran casí nulas, hasta el punto de incluso provocarle náuseas por comer y hacerlo vomitar, comenzando a desarrollar un problema alimenticio. Podía notar unas bolsas en sus ojos, de un tono grisaso, ojeras, su visión era como si estuviera viendo neblina, se sentía cansado, podía ver su cuerpo desnudo llenos de marcas de golpes o autolesiones que él comenzaba a hacerse, miraba su cuerpo y rostro con repugnancia, se odiaba realmente.

𝘲𝘶𝘰𝘪 𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘦 𝘴𝘰𝘪𝘵.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora