𝑴𝒚 𝒅𝒆𝒂𝒓 𝒍𝒂𝒅𝒚 [Billy The Kid]

XII "Maravilloso sentimiento"

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Bronwyn sentía que se moría de calor con su sombrero bajo el sol pero su madre la había obligado a usarlo junto a Florence, Florence no se quejaba pero lo odiaba incluso más, el estúpido lazo la hacía sentir sin nada de aire en el cuello y su cabello mojado por el sudor.

—¿Quieres matarnos de calor? —Bronwyn chillo irritada mientras caminaban por el pueblo.

—Siento que nos van a salir pulgas así —Florence se quejo por primera vez.

—Niñas por favor, solo cooperen, miren lo felices que se ven juntos.

Violet sonreía al lado de sus hijas mientras miraba a su hijo Anthony y a Dulcinea quien tenía su fina mano sujetando suavemente el brazo de Anthony mientras paseaban lentamente por el pueblo; Dulcinea sonreía tan dulcemente como su nombre, estaba tan fascinada con el, el era guapo, inteligente, demasiado para su propio bien, educado, caballeroso en lo que se debía, respetuoso y serio.

Anthony miraba al frente mientras miraba de reojo a Dulcinea, le era linda pero tan inferior y patética, el ni siquiera había considerado casarse, menos con una mujer así, era salvaje y de carácter en ciertos puntos, no quería llegar a un compromiso con ella, no quería sentirse retado de por vida por una mujer, se sentía intimidado por ella.

—Yo solo veo que Anthony quiere dispararse en la cabeza —dijo Bronwyn haciendo reír a Florence.

—Es normal, recién se están conociendo.

—¿Cómo fue cuando te conociste con papá?

—Yo ya lo conocía de vista, imaginen, un vizconde que ya era viudo dos veces antes, un hombre sin hijos, tan alto, su cabello casi rubio, sus ojos... Todo un sueño para las mujeres solteras... Y de entre tantas mujeres solteras el le pidió mi mano a mi padre.

—¿Entonces si amabas a papá? —Florence la miró.

—Pero claro que sí, me mandó a hacer el vestido de novia a mi gusto y me dejó poner tantas perlas y piedras preciosas como quise... Imaginen llegar a vivir a una casa que es tres veces más grande que donde vivías antes... Y el era tan apuesto... En nuestra noche de bodas me dijo que podríamos esperar si yo no estaba lista pero claro —Violet soltó una muy suave risa—. Claro que yo ya me sentía lista y nueve meses después llegó Anthony, su padre me lleno de regalos, joyas, vestidos... Hizo un banquete... Me trataba como si fuera una princesa... Dos años después llegó Nicholas, dos años después de Nicholas tú, mi linda Florence, tu padre lloro de felicidad e incluso penso en como te educaría tan correctamente, sabía que si te educaba bien entonces podría conseguirte un duque por esposo algún día.