Florence se preparó toda su vida para entrar en la alta sociedad de Inglaterra y conseguir un título de nobleza por medio del matrimonio.
Todos sus sueños y planes se vienen abajo con la muerte de su padre y los líos en los que dejó metida a su fam...
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Bronwyn se había despertado muy temprano para salir a montar a caballo e ir a ver a Jesse Evans, Florence había escuchado sus movimientos desde su habitación, no había dormido nada, no podía con tantos pensamientos en la cabeza... Si le decía a su madre lo sucedido con Billy seguramente nunca la volvería a ver a la cara, Anthony quizá la podría abofetear mil veces y Nicholas... Tal vez Nicholas sería con el único que podría contar pero aún así estaría decepcionada de ella.
Florence se levantó de su cama para ver a su hermana alejándose en el caballo por medio de la ventana. Florence abrió su armario y saco un vestido y su capa rápidamente, necesitaba a su hermanita, la única persona con la que se sentía capaz de hablar sin filtros ni etiquetas... O como lo diría Billy, sin ser hipócrita.
Por su parte Bronwyn tomo su camino para ir a la propiedad de los Evans, el camino se sintió agradable pues el sol aún no salía y no hacía un horrible calor como normalmente, llegó rápidamente y sin problemas.
Al bajar de su caballo vio a Barbara saliendo de la casa con una canasta y a su lado Pat Garrett, el hombre y la mujer se acercaron a ella, Pat la miro con total amabilidad, debía ser así si no quería un disparo por parte de Jesse, pero Barbara no se molestaba en ocultar su molestia y disgusto.
—¿Quiere qué amarré su caballo al árbol? Ya sabe, evitar que se escape —dijo Pat amablemente.
—Si... Gracias —Bronwyn le sonrió falsamente mientras Pat se llevaba al caballo.
—¿Practicando? —Barbara se cruzó de brazos.
—¿Disculpe? —Bronwyn la miro de arriba hacia abajo y sonrió con burla al verla tan desaliñada.
—Digo que si está practicando, ya sabe, levantarse temprano... Quiere ser la mujer de Jesse Evans, eso conlleva bastante, lavarle la ropa a toda la pandilla, hacerles las tres comidas, limpiar los establos, ordeñar las vacas y limpiar la casa.
—Oh yo no hago esas cosas, no soy una sirvienta, no las haría ni por una pistola en mi cabeza —Bronwyn dijo con desagrado—. Pero para eso están las personas como usted que veo que pueden encargarse de todo eso como un pasatiempo.