Capítulo 1
𝐘𝐚 𝐧𝐢 𝐥𝐚 𝐦𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞, ɴᴏs sᴇᴘᴀʀᴀʀᴀ
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Ya habían pasado meses después de las dos esposas de adam, el cual estaba destrozado. Las dos mujeres que amaba se fueron, así que su última esperanza en el corazón fue al río. Donde estabas las mariposas, animales entre más.
Se arrodilló al suelo lleno de césped húmedo, puso sus manos para suplicar, las palabras que vendrían de su boca para Dios.
Dio un suspiro hondo antes de hablar, preparando su único deseo, cuando formulo sus palabras y estuvo más calmado empezó.
-- Oh querido padre, mi último deseo te pido. Una nueva y última esposa, padre mio te lo suplico, una mujer que sea mi amiga, hermana, y confidente pero también mi última amada. A la cual voy a cuidar como si mi vida dependiera de ella. Y la amaré con todo mi ser hasta hacerla más feliz de todas .-- Dijo adam con su último deseo, mientras daba varios suspiros un poco desesperados, solamente suplicaba mientras los animales callados estaban, mientras que el agua sonaba al igual que el aire. No había respuesta alguna. -- Que la confianza entró los dos nunca termine y perdure. Hasta el final de nuestros dias hasta reencontrarnos de nuevo en el más alla .-- Terminó las palabras, para luego cambiar de posición y pararse a ver el cielo, el cual solo tenía nubes no tenía respuesta alguna, pero adam confío en Dios quien le trataría una mujer sumisa y bondadosa.
El iba a esperar a su mujer perfecta, a la que nunca lo dejaría solo, la que estaría hasta el día de su muerte y a la que encontrará en el más allá, el solamente deseaba una mujer que lo amara hasta que ese amor que le entregue sea eterno y nunca termine.
El deseaba, y se prometió a si mismo que si la tendría la haría la más feliz, jamás la dejaría sola, ella sería su vida eterna, su sangre, sus latidos, sus suspiros, todo para el, el solamente se acosto para dormir otra noche solo, pero esa noche solo, sería la última.
Dios escucho sus súplicas, y se prometió así mismo que esta mujer sería diferente a las otras, una combinacion de bondad y otra de sumisa, delicada con sus palabras y toques, dura con sus latidos y emociones.
Esta vez Dios no la iba a crear de lodo y costilla de adam, la crearía en el agua más pura que este en el paraíso, agua cristalina la cual brilla en el día y noche, creando un cuerpo perfecto que resalta entre todas, un pelo rizado y marrón, creado por las ramas de arboles, unos ojos azulejos como el cielo, los cuales brillaran y jamás perderán ese brillo luminoso.
Creando una piel de porcelana, una mujer tierna, con una mirada dominante, pero totalmente sumisa, con una sonrisa como perlas. Una cara delgada, unos labios poco gruesos con un arco de cupido, unas pestañas largas y negras.
Unos labios rosados como pétalos de Rosa, sus labios tan suaves como pluma, sus manos delicadas echas de pluma, al igual que sus pies, su cara llena de pecas por donde sea, también en sus hombros. Después de todo, creando a una mujer perfecta, ya estaba amaneciendo, la mujer despertó, parpadeo varias veces para luego acostumbrarse.
Estaba en el lago, cuando dio un paso se cayó, el agua salto por donde quier y los animales se le quedaban viendo, cuando adam escucho eso, fue hacia allá, viendo a esa mujer tan hermosa y perfecta, mirada dominante y sonrisa perlante.
Adam se quedó bocabierto, era la mujer más hermosa que vio, fue hacia ella la cual intentaba pararse pero aún no controlaba de todo su equilibrio, Adam fue hacia ella para ayudarla y sintió esas manos suaves como pluma, vio sus ojos azulejos como el cielo, su cara era tan tierna y su mirada tan setia, era perfecta.