☼ Lo extraño

48 11 8
                                    

El omega le quitó la tapa a su almuerzo para enseñarle a sus amigos la deliciosa comida que le preparo su esposo - ¡Tarán! Se ve linda, ¿No?

- Te estoy empezando a tener envidia - confesó Jinwoo mientras reía.

- Se supone que tú eres el omega, ¿No deberías ser tu quien cocine? - hablo Eunwoo sin mirarlo.

- Binnie no le molesta que él sea quien cocine, es más, le agrada cocinarme.

- Ya cállate, Eunwoo. Mejor prueba este salmón - dijo Jinwoo.

Sanha miro fijamente a Eunwoo, quería a su amigo pero últimamente no lo soportaba, más bien no soportaba sus comentarios.

- ¿Extrañas a tu alfa cuando comes su comida? - pregunto con curiosidad.

- Lo extraño mucho, siempre que pruebo algo de su comida y él no está cerca mío lo extraño mucho - respondió con una sonrisa tímida.

– Entonces, en estos momentos lo extrañas, ¿Cierto? - Sanha asintió levemente.

[🧸]

Sanha entro a su hogar con una sonrisa, hoy tenía planeado hacer unos deliciosos cupcakes para su alfa. Sería su primera vez haciendo cupcakes pero se esforzaría mucho, hoy no tenía tarea así que no había nada de que preocuparse.

Estuvo casi toda la tarde haciendo cupcakes, ya casi terminaba solo faltaba poner un poco de chispitas de colores.

Escucho como la puerta era abierta y supo que era su alfa al sentir aquel dulce aroma que tanto amaba. Se quitó el delantal y arregló un poco su vestimenta para posteriormente salir corriendo de la cocina hacia la sala.

- ¡Binniee! - se abalanzó al cuerpo del alfa, quien soltó sus cosas para atrapar al menor.

- Sanha.

El nombrado no le presto mucha atención a que su esposo lo llamara por su nombre.

- Tu siempre haces cupcakes para osito, así que... - fue interrumpido por Moonbin quien le dió un pequeño beso.

Bajó al menor, después lo tomo de la mano y lo guío hasta el sillón donde lo obligó a sentarse.

- Quiero divorciarme de tí - dijo sin rodeos, no quería complicar las cosas.

Sanha miraba a su alfa, no creía lo que acababa de escuchar, no había razones para divorciarse, su matrimonio era perfecto. De seguro era una broma, si, no había otra explicación, era una broma de muy mal gusto.

- Deja de bromear, Binnie - sonrió forzosamente.

El pelinegro tomo la mano izquierda del castaño y le quitó el anillo - Nos vamos es una divorciar, no hay nada más de que hablar.

Sanha ya no pudo retener sus lágrimas ni su llanto, sabía que lo que estaba apunto de hacer iba ser humillante pero no le importaba.

Se arrodilló en el suelo mientras abrazaba una de las piernas del pelinegro - Por favor quedate a mi lado, si quieres desde hoy me comportare como un buen omega, cocinaré y haré las tareas de la casa... Por favor.

- Sanha, levántate, si te estoy pidiendo el divorcio es porque nuestro matrimonio es un error - obligó al
castaño a levantarse del suelo.

- No es ningún error... Nos amamos, somos predestinados - sollozo.

- Un adolescente como tú debe disfrutar sus juventud, el tiempo con sus amigos, llenarse de estrés por tareas y demás cosas, no comportandose como un adulto ni vivir lejos de sus padres - habló sin mirar al castaño, no tenía el valor. Hacer esto le estaba doliendo mucho, su lobo sufría al igual que él.

- Yo puedo disfrutar mi vida como se me de la gana, no estamos haciendo nada malo - abrazo al pelinegro con todas sus fuerzas - Estar casado no me impide hacer lo que un adolescente hace día a día.

- Sanha... Te han confundido con mi hijo, la señora de la tienda... ¿Sabes lo que el dijo? - Sanha negó - Tu hijo es muy lindo.

- ¿Y? Eso no nos debe importar - sentía un dudo en su garganta.

- Muchas personas de aquí me han dicho lo mismo... Solo hay que divorciarnos.

- ¿En serio? ¿En serio quieres el divorcio? - Moonbin asintió sin mirarlo.

- En unos días iré hablar con tus padres sobre la situación y te ayudaré para llevar tus cosas a casa de tus padres - habló separándose del castaño dormiré en el sillón.

- Eres un mentiroso - sin más, subió a la habitación para hacer un nido.

Moonbin solo observo las escaleras por donde había subido Sanha, soltó un suspiro antes de ir a la cocina, dónde vio los cupcakes del menor, le fue inevitable sonreír.

- Es lo mejor para ti, osito - murmuró antes de agarrar un cupcake y probarlo - Son deliciosos...

[🧸]

El omega con mucho trabajo se había levantado para ir a la escuela, no quería ir a la escuela aparte de que sus ojos estaban hinchados de tanto llorar y apestaba horrible, más bien a tristeza.

Bajó las escaleras encontrándose con Moonbin en la sala, ambos se miraron unos instantes, Sanha fue el que aparto la mirada.

- Tu lonche está en la cocina - mencionó Moonbin.

Sanha iba a ir por el almuerzo pero no era adecuado, no cuando ya se iban a separar.

- Nos vamos a divorciar, no hay razón para sigas preparando comida para mí - hablo con una voz neutral, está situación le dolía mucho - ¿Tienes un supresor que me regales? Si voy a la escuela oliendo así me van a negar la entrada.

- Sanha, los supresores te sacan alergias, te vas a llenar de ronchas - lo regaño.

- Deja de preocuparte por mi, por favor - pidió - No sé porque te pedí los supresores... Lo siento.

[🧸]

Está vez el ambiente era muy tenso e incómodo para Jinwoo, por un lado tenía a su amigo Sanha que apestaba a tristeza, tenía su cara roja, ojos hinchados y sin alguna expresión en su rostro del otro lado, Eunwoo quien solo miraba al castaño, no sabía cómo describir aquella mirada.

- ¿Tú esposo que te hizo de comer hoy? - pregunto tratando de sacar un tema de conversación.

- Yo... Ya no tengo esposo y no quiero hablar de eso - dijo antes de salir del salón a pasos lentos.

Jinwoo miro al rubio - Esto es tu culpa, ¿No?

- ¿Y que si lo es? - dijo sin darle mucha importancia - Moon esta haciendo lo correcto, no puede quitarle su adolescencia a su predestinado, tu y yo sabemos que ese matrimonio era un error. Lo único que hice fue ayudar a mi amigo.

- Lo único que hiciste fue destruir el matrimonio de Sanha, la felicidad de tu amigo, no lo ayudaste para nada - dió un leve empujón al rubio con bastante fuerza.

[🧸]

Moonbin estaba sentado en el sillón individual de la sala mientras bebía otra lata de cerveza, está era la novena del día.

Estaba llorando mientras veía la gran fotografía que estaba colgada en la sala del día de su boda.

- Lo extraño, lo extraño demasiado - soltó un sollozo.

Agarro su teléfono para llamar a Sanha, cancelar el divorcio y pedirle perdón de rodillas pero a su mente llegó la conversación con el rubio junto con más recuerdos que antes no tenían importancia pero desde aquella conversación habían causado un serio debate en su cabeza.

- No... No puedo quitarte tu adolescencia.



Casado a los diecisiete 𝘉𝘪𝘯𝘴𝘢𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora