❦ Te amo

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Sanha terminaba de limpiar su plato con una servilleta. Con su antebrazo trato de quitar el sudor de su frente, agarro el plato y fue a llevárselo a su esposo.

- ¿Esté está bien? - cuestionó con nervios, dejando el plato enfrente de Moonbin.

El alfa dió una probada - Está muy bueno pero la carne no está en termino medio, cariño.

El omega soltó un suspiro - Me rindo, jamás aprenderé a cocinar creo que
lo mejor será que vaya buscando una carrera que estudiar - mencionó con un puchero.

- Hey, cariño... No hay necesidad de que estudies, yo te puedo mantener como hasta ahora.

- No quiero ser un mantenido, bueno sí, pero mínimo quiero aprender hacer algo no solo ser un mantenido.

- ¿Qué tal si te meto a unos cursos de repostería? Si no te llega a gustar podemos buscar más cursos o talleres - opinó - Creo que también hay de costura.

- ¡Meteme en esas cosas! - pidió.

Moonbin soltó una risita - Lo haré, pero debes decirme cuál quieres. Mañana buscaré información sobre los talleres.

- ¡Gracias, alfa! ¡Te amo! - exclamó con una sonrisa.

- Yo también te amo, osito - correspondió el abrazo del alfa.

Moonbin estaba feliz de que su osito quisiera seguir estudiando, después de salir de la preparatoria Sanha decidió empezar e investigar carreras para meterse a una que el llamará la atención, lamentablemente ninguna le gustaba. Así que decidió aprender a cocinar para ayudarle a su esposo en el trabajo, pero después de casi año y medio de práctica sus platillos seguían siendo malos o les faltaba sazón.

Ya casi se iban a cumplir dos años desde que Sanha se graduó de la preparatoria, su amigo Jinwoo se metió a la carrera de gastronomía, Eunwoo a la carrera de economía y él... Bueno, ayudaba en los quehaceres y en picar los vegetales que su esposo le decía.

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El omega no dejaba de mirarse en el espejo, hoy fue un día muy especial, muy lindo, uno que jamás olvidaría.

Tocó su cuello, específicamente dónde tenía una marca. Moonbin ayer en la madrugada lo marco, la idea era esperar a que fuera el celo del castaño pero ayer solo sucedieron las cosas. Una sesión de mimos paso drásticamente a leves gemidos y un ambiente caluroso.

- Me veo muy lindo... - murmuró con
una leve sonrisa.

Moonbin miraba a su esposo mirarse en el espejo, prendió un cigarrillo y empezó a fumar sin despegar su vista del cuerpo del castaño.

- Te amo, osito - mencionó con una sonrisa.

- Binnie, ya te he dicho que cuando fumes abras la puerta del balcón - se quejo el omega - En esta habitación solo debe estar nuestros aromas que son canela, manzana y chocolate.

Sanha caminó hasta el blanco y deslizó la puerta corrediza.

- Lo siento, cariño. Soy muy olvidadizo,
¿Qué puedo hacer para que me
perdones?

- El próximo año dame un cachorrito - mencionó con una sonrisa, camino hasta la cama para sentarse a lado de su esposo.

- ¿Qué raza? ¿Chico o grande? - interrogó apagando el cigarro en un cenicero que tenía en la cómoda.

Sanba hizo un puchero - No de esos, un cachorrito aquí en mi panza - mencionó.

- ¿Quieres que anude dentro de ti? - cuestionó.

- Sí, quiero tener un cachorro tuyo - abrazo a su alfa - ¿Podemos tener uno?

Moonbin lo pensó un poco, su esposo ya estaba a nada de cumplir veinte mientras el tenía veintiséis, tenían un hogar, estabilidad económica y Sanha ya no era tan chico, podía soportar un parto.

- Deberíamos hablar de eso un poco más adelante, cariño. Esta es una decisión muy importante, ¿Si?

Sanha asintió con una leve sonrisa - Dame mimos, necesito mimos.

El alfa obedeció a su omega, él siempre cumpliría los caprichos de su omega. No importaba si era considerados humillante ante otras personas pero el siempre iba a obedecer todo. Si su omega le decía que le hiciera de comer lo haría sin protestar, también si su omega le decía que le hiciera un masaje no pondría peros, por su omega era capaz de cualquier cosa.

- Dime te amo - ordeno Sanha acurrucándose en el pecho del alfa.

- Te amo mucho, osito. Eres el omega más hermoso que mis ojos hayan visto, todo de ti es perfecto. Te amo mucho, eres mi vida - murmuró dejando pequeño besos en la frente del castaño.

- Yo también te amo mucho, Binnie lindo - dió un casto beso en el pecho de Moonbin antes de cerrar sus ojos para caer profundamente dormido.

- Te amo, mi pequeño osito... - murmuró, agarro la cobija para arropar a su omega. Después dió una leve caricia en el cuello del menor en donde estaba su marca, había una pequeña manchas de sangre - Un cachorro... No es mala idea.

Moonbin sonrió mientras se imaginaba lindos escenarios en su mente de Sanha embarazado, él cargando un cachorro, ellos dos caminando por el parque con una carreola. Una familia.

- Tal vez... El año que viene anude dentro de ti, osito - murmuró viendo el angelical rostro de su esposo.

Casado a los diecisiete 𝘉𝘪𝘯𝘴𝘢𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora