Incendios

Arde

Te juro que la veo y siento que me quemo por dentro.

Me arde el pecho, las ganas de probar sus labios y robarle miles de besos hacen que me hierva la sangre haciéndome sentir débil ante su boca y unas ganas inmensas de poseer su cuerpo.

La deseo, la deseo de una manera inigualable e inexplicable. No sé si es porque ya no puedo tocar su cuerpo, besar sus labios ni escuchar sus gemidos que me llevan del cielo al infierno.

Maldita sea la ganas que tengo de hacer el amor con ella, así, intenso, como solo nosotras sabemos.

Lo peor de todo es que sé que a ella le pasa lo mismo, me desea, lo siento en su respiración, en los ataques de ansiedad, en cómo se siente incómoda cuando la miro con deseo.

Si tan solo me permitiera amarla una vez más con mi cuerpo, sin importar que eso acabe con la poca dignidad que queda en mi y me lleve directo al mismísimo infierno.