Amistad

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Pasamos de ser “mi amor” a cualquier otra palabra que le diera menos valor a lo que fuimos, alguna otra que mantuviera el hilo rojo intacto a pesar del tiempo.

Ya no había besos de buenos días, aunque dormíamos en la misma cama e igual la abrazaba cada noche para no soltarla.

La admiraba mientras dormía, me encanta su espalda, sus tatuajes, su cabello negro, largo y alborotado.

Muchas madrugadas me despertaba solo para observar cómo dormía mientras, inconscientemente, me abrazaba.

Yo seguía amándola, seguía deseando sus besos, sus caricias, sus gemidos y todo eso que me daba mientras hacíamos el amor con pasión y deseo.

En mi mente estaba ese momento, esas palabras que dijeron lo que ya mi alma conocía pero que sus labios, por fin, decían.

Pasamos de amarnos y un “te siento mía” a “yo soy tu amiga”...

Yo la amaba pero ella solo quería ser mi amiga…

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