Capitulo 14

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Capitulo 18+

Alondra:

Estábamos todos sentados en un sofá que tenía forma de una C, la tensión podía cortarse con tijeras. Alex estaba al lado de mí revisando su celular y mirando con discreción al amigo Rai, quién le lanzaba miradas de complicidad a la pelirroja y parecían estar teniendo una conversación sin hablar, como si se entendieran solo con mirarse. Eso no era muy de mi agrado. ¿Para qué mentir? Martín no me caía bien, sentía que pasaba mucho tiempo con mi pelirroja, que ahora el recibía más atención que yo. Aunque la verdad, en el fondo sabía que Rai merecía personas como él, que la cuidaran, y en diversas ocasiones el castaño había demostrado qué era un buen amigo.

Apareció nuevamente Tina, dejando algunas botellas y vasos en la mesa. Se notaba tanto que quería alardear e impresionar a los presentes... impresionar a mi chica, quién ni siquiera había notado la presencia de la pelinegra, hasta que esta le tocó el hombro y se acercó a decirle algo al oído.

Una sensación rara se plantó en mi estómago, quedándose ahí y volviéndose más grande mientras veía a Rai decirle que sí con la cabeza a lo que sea que la mujer le había. Estaba empezando a sentir celos y sabía que en cualquier momento mi autocontrol se iría al carajo debido al alcohol que había ingerido. Ví a mi chica tomar la mano de la morena e ir a bailar una canción de reggaeton, ¡Maldita sea!.

Bebí un trago de la botella que tenía Alex en sus manos, dispuesta ha levantarme e ir por Rai, pero una mano en mi rodilla me lo impidió. Miré. Era Miguel.

— Te quiere encabronar — dijo, haciendo un gesto con las manos, para que me calmara— Vamos a bailar.

— Yo no sé bailar.

— Baila solo con Rai— dijo Alex metiéndose en la conversación.

Miguel lo ignoró, bebiendo un trago y mirando a otro lado.

— Alex, tú eres problemática, cabrona— le susurré.

— Yo no sé tú pero... Yo vengo con to', te meto un entrecot.

Solté una carcajada.

Mi sonrisa se borró al verla bailar. Su cuerpo moverse contra la pelinegra, y ésta con esa jodia' sonrisa que siempre tenía.

Las caderas de mi pelirroja parecían moverse en cámara lenta, sus pálidas y delgadas manos recorrían su cuerpo y jugaban con sus rizos. Se veía hermosa, sexy y se notaba que ella lo sabía, y eso la hacía más sexy aún. Estaba tan perdida en ella que su perfume y sabor de sus besos llegan como flashback por microsegundos, sintiendo mi cuerpo calentarse y unas ganas anormales de que me hiciera suya de nuevo.

Mis alertas se encendieron y salí de mi hipnosis cuando la pelinegra puso sus manos en la cintura de mi chica, haciendo que ella se volteará y continuarán bailando frente a frente, quedando a centímetros de la otra.

Apreté la mandíbula.

— Báilame tú— solté sin pensar, cegada por los celos.

Miguel no lo dudo ni por un segundo. Se levantó y comenzó a mover sus caderas cerca de mi cara al ritmo de la canción, tomando mis manos y pasándolas por su pecho. La gente comenzó acercarse, rodeándonos, soltaban silbidos y gritos. Comenzó a quitarse la camisa, dejando a la vista su abdomen marcado y volvió a poner mis manos en mi sus abdominales, sin dejar de mover sus caderas.

Comencé a sentirme incómoda, entonces miré a la gente que nos rodeaba, buscando no poner toda mi atención en lo que estaba pasando, y ahí estaba la pelirroja, mirando los movimientos de Miguel con un gesto que mostraba desagrado, pero al mismo tiempo parecía querer matarlo.

LFYSC | RailoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora