Capitulo 10

6.9K 373 120
                                    

Alondra:

Había tensión en la choza. Rai y yo estábamos sentadas en el sofá, mi papá caminaba de un lado a otro sin decir una palabra.

Podía oír claro los latidos de mi corazón, así como sentir los nervios de Rai sin necesidad de verla y sentir un hormigueo en mis extremidades.

Esa era señal de que sino me controlaba tendría pronto un ataque de ansiedad.

Mientras más pensaba en eso el aire comenzaba a faltarme, sentía la necesidad de salir corriendo de ahí con mi chica, y al mismo tiempo mis piernas parecían no funcionar ahora y aunque lo hicieran, no tendría el valor.

Rai intento tomarme de la mano y por muy reconfortante que se sentía tuve que alejar su mano de la mía, temía que mi papá nos viera y las cosas empeorarán.

— ¿Quién va a empezar hablar?— dijo él deteniendo sus pasos y mirándonos a las dos, pero ninguna se atrevía a decir una palabra— ¡Hablen, carajo!

Me sobresalté en mi lugar, tragando grueso y recordando cuando de pequeña hacía algo malo, alguna travesura o simplemente algo que tuviera prohibido hacer y mi papá me sentaba en una silla, se paraba frente a mí y me gritaba hasta que admitiera lo que había hecho, para luego disculparme y prometer no volver hacerlo más.

La diferencia era que ahora yo no hacía nada malo, estaba queriendo ha alguien, y no ha cualquiera, sino ha una persona que me cuidaba más que ha sí misma y que sin duda daría la vida por mí así como yo lo haría por ella.

— Fue mi culpa— dijo la rizada con su voz temblorosa.

La miré confundida ¿Qué carajos hacía?.

— Rai, tú no te ves gay— dijo mi papá poniendo la punta de su dedo índice y pulgar en el tabique de su nariz.

— ¿Cómo que no?— había sonado casi que ofendida.

Juro que ella me encanta.

— A ver, no hay un culpable. Pa, lo que viste... Eso es— lo último lo susurré, ni siquiera sabía de dónde había sacado el valor para decirle algo como eso.

Sus hombros cayeron, como si estuviera cansado, ví su intención de sentarse en medio de Rai y de mí así que ambas le dimos espacio.

— Creo que no estoy tan sorprendido. Eso explica que te vistas como un nene— mencionó— Y siempre pensé que ese trato de ustedes era muy diferente al de las amigas. Lo que más me duele es que lo ocultaste dos años y decías que era tu mejor amiga. Me siento traicionado, Rai.

— No. Realmente esto lleva muy poco— le decía la pelirroja, pero ví su cara de confusión— Alondra explícale tú.

Mi papá recostó su espalda en el respaldar y estiró su brazo para que yo me recostara en su hombro. Sonreí, me sentí más tranquila al verlo intentar escucharnos y comprendernos.

— Pa, Rai siempre ha sido mi mejor amiga... Desde que la conoces— me acomodé en su hombro, mis ojos miraban las formas geométricas en el techo— Hasta hace poco. Empecé a sentir cosas por ella, mi mente pasaba la mayor parte del día pensando en ella y por la noche, a veces soñaba con ella. No quería verlo, por miedo a que ustedes no me aceptarán, que me juzgarán y que tratarán mal a Rai.

— ¿Estás segura de lo que sientes?— podía sentir la mirada de ambos sobre mí.

— Estoy segura de que la amo— la respuesta dejo mis labios sin darme cuenta.

Automáticamente lo miré, el tenía una sonrisa, y mi pelirroja tenía sus ojos cristalizados.

— Me impresiona oírte hablar de esa manera con lo seca que eres— dijo, sentí mis mejillas arder y volví a mirar al techo— Es la primera vez que no hablan las dos neuronas de tu cerebro sino tu corazón.

Raí soltó una risa, y también yo.

— Siempre quise tener una conversación como esta contigo, no me imaginé que fuera sobre una nena y menos que esa fuera Rai. Pero yo ya encontré el amor y mi miedo era que tú no encontrarás el tuyo. No me importa si lo encuentras en un hombre, en ese rata que tienes en la esquina— dijo señalando a Koki, y Rai se levantó del mueble para ver a su hijo— o en Rai.

Mi sonrisa se ampliaba a medida que lo escuchaba, mi papá y yo éramos bastante parecidos en cuanto a personalidades, yo era igual de seca que él y me daba vergüenza demostrar mis sentimientos frente a las personas. Por esa razon me sorprendía tanto escucharlo hablar de esa manera, pero sin duda me hacía feliz de que lo había tomado de buena manera, así como también que ya supiera sobre nosotras, pues ha decir verdad era como quitarse un peso de encima.

— ¿Entonces encontraste a tu amor y que hiciste?— pregunté con curiosidad de saber si era mi mamá.

— La dejé ir y luego llegó tu mamá— lo miré con las cejas alzadas y ganas de reírme. Escuché una carcajada de parte de Rai, que fue contagiosa para mi papá y también para mí— Es broma. Me casé con ella y tuve una hija gay.

Me sonrió y luego se levantó del sofá, para comenzar a marcharse.

— Antes de que te vayas ¿No estás molesto porque me gustan las mujeres?— quería asegurarme preguntándolo directamente.

— No ¿A quién no le gustan?. Pero, Alo— nos miró a mi pelirroja y a mí, ella tenía a Koki en sus manos— Manténgalo en secreto ¿Sí? Solo por ahora. Confíen en mí.

Asentí y lo ví irse, cerrando la puerta.

— ¿Cómo te sientes?— me dice la rizada sentándose en el sofá, subiendo sus piernas sobre mis rodillas y abrazándome.

— Bien, más liviana— dejé un pico en sus labios.

— Perdón si fui imprudente al besarte así estando cerca de tu familia, creí que no había nadie— se disculpó.

— No te preocupes, ya pasó.

— Me hubiera gustado que se enterará de una manera diferente— mencionó ella acomodando su pollina.

— Creo que ha sido perfecto— dije mirando a la nada— Nuestra conversación, su forma de decirme que me ama como sea... Todo pasa como tiene que pasar, mi amor.

Nos levantamos para ir al cuarto, yo fui a bañarme mientras Rai pedía la comida y al terminar, me puse una pijama ella imitó mi acción y nos dispusimos a ver series.

Hoy no haría stream, pero me encargaría de subir algo para que la gente supiera que mi pelirroja y yo estábamos bien.

— ¿Alo?— habló recostada en mi pecho mientras hacía con sus dedos dibujos imaginarios en mi abdomen— ¿Lo que dijiste era verdad?

— ¿Qué cosa?— pregunté teniendo una idea de a qué podía estarse refiriendo.

— No. Nada.

— Sí lo era— respondí, provocando que ella me mirara la instante. Sus ojos brillaban como dos estrellas y me sentí llena al ver eso— Te amo, Rai.

— Yo también te amo— y tras decir eso beso mis labios.

No era la primera vez que nos decíamos que nos amábamos, pero sin duda esta vez se sintió diferente, como con más intensidad, como si fuera una frase distinta con más peso, aunque fuera literalmente la misma que nos decíamos desde hace tres años. ¿Era correcto lo que pensaba? Es decir, ¿Tenía sentido?.

Pensaron que se venía la parte triste, ja. Disfruten de capítulos como este por un ratito.

Saqué el tiempo para escribir este como muestra de agradecimiento por todos los votos y vistas.

Gracias por leer.

LFYSC | RailoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora