Martín y Alex.

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Martín:

Abrí los ojos, encontrándome con una pelirroja rizada que me miraba con preocupación.

Miré a mi alrededor, mi ropa estaba esparcida por toda la sala, me encontraba semidesnudo solo con unos boxer y ha decir verdad, no sentí vergüenza que Rai estuviera ahí, pues ella ni siquiera miraba mi cuerpo.

- Rizos, sin regaños, por favor- advertí. Sentía que aún estaba ebrio.

- Cabrón, apestas al alcohol y quién sabe a qué otra cosa- exclamó, intentado quitar la botella que tenía en mis manos pero se lo impedí.

- Tomaré una ducha, una pastilla y se me pasará. Mejor cuéntame ¿Qué tal el almuerzo con tus padres y la pitufa?- quise cambiar el tema.

- Martín, ¿Cuánto dormiste? ¿O cuánto has bebido?- pregunta la pelirroja haciendo que la mirara con curiosidad.

¿Qué día era hoy?.

Sentí un nudo querer formarse en mi garganta cuándo esa pregunta cruzó mi mente, porque eso quería decir que estos días habían sido difíciles... Al punto de empezar a perder la noción del tiempo.

- Rizos, no es para tanto. Estaba emocionado por todo lo que nos está pasando y quizás me excedí, pero no es algo que haré todos los días. Está todo bajo control- tras mis palabras ví sus facciones relajarse, como si estuviera más tranquila.

- ¿Todo está bien?- habló mirándome a los ojos.

¿Cómo podía decirle que no lo estaba? Que me sentía extraño, no sabía exactamente cómo me sentía y eso era peor que estar triste y deprimido.

Tragué saliva, intentado con eso deshacerse el nudo en mi garganta pero dicha acción, solo parecía provocar un severo pero molesto dolor que hacía más presente las ganas de llorar que tenía.

¿Por qué me está pasando esto si Alex y yo ni siquiera tuvimos algo oficial?... Una de las tantas preguntas que aparecían en mi mente cada vez que pensaba en él.

- Solo estoy muy ebrio- mentí, comenzando a recoger mi desastre.

- Déjalo, yo lo hago. Tú ve a bañarte mientras preparo algo de comer- asentí, agradeciéndole y arrastrando mis pies a mi habitación.

Abrí la puerta y me quedé mirando la habitación, reteniendo la vista en la cama, recordando el momento exacto en el que lloré como un niño pequeño y Alex había Sido mi cuidador

Maldita sea, debo sacarlo de mi puta cabeza.

Entré al baño sin cerrar la puerta y sin quitarme el bóxer, yendo directo a la ducha para dejar salir el agua fría y que está cayera sobre mi cabello y mi cuerpo.

Flashback de la discusión con Alex empezaron a repetirse una y otra vez. Sí, de nuevo. Su cara de decepción y sus ojos tristes parecían estar tatuados en mis jodidos pensamientos, al igual que su voz diciéndome:

"Puedo jurar que eres el primero por el que empezaba a sentir algo especial."

"Martín, si cortaba comunicación contigo era por el miedo a que tú no sintieras lo mismo que yo."

Ni siquiera la bofetada me había dolido como esas frases, porque no eran frases que aparecían en mis recuerdos para hacerme sentir irá, sino para repetirme lo estúpido e idiota que fuí. No importa cuan arrepentido estuviera por haberme dejado llevar por mis impulsos y decir cosas que ni siquiera pasaban por mi cabeza, porque sabía que ni el arrepentimiento ni la tristeza devolverían el tiempo o solucionarían el problema. Aún así, sabiendo eso ahí estaba...

LFYSC | RailoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora