10. Recuerdos Bloqueados

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Start Over Again

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Recuerdos bloqueados

La luz del amanecer ya se colaba por la ventana, así que usó su propio cuerpo para impedir que los rayos del sol incomodaran a Viktor mientras lo observaba dormir.

No lograba apartar los ojos de él. Siempre le había parecido muy apuesto, llamativo, incluso enigmático con esa apariencia tan distinta a los habitantes de su país a los que estaba acostumbrado. Pero ahora... ahora le parecía el ser más hermoso sobre la faz de la Tierra. Quería protegerlo con cada célula de su cuerpo, cuidarlo y no dejar que nadie más le tocara ni un solo cabello. Viktor ya había sufrido suficiente, merecía ser amado y protegido.

Suspiró y se atrevió a acariciar su nívea piel con los nudillos, solo un simple roce sobre su mejilla. Pero eso bastó para formar una suave sonrisa en el omega.

Eres tan hermoso —pensó Yuuri, estaba por completo enajenado. Su rostro parecía el de un ángel, sin embargo, no perdía ese aire masculino que le brindaba su mandíbula ligeramente angulada, su manzana de Adán y esa perfecta altura que, lejos de incomodarle, le gustaba. Amaba que fuera unos cuantos centímetros más alto que él.

Se permitió ser un poco más invasivo y extendió su mano para acariciar con la yema de los dedos ese hermoso cabello largo y platinado.

Aún no entendía cómo había logrado olvidar a Viktor, a su Vitya.

Cuando eran niños habían logrado crear un vínculo especial. Vínculo que se fue disolviendo poco a poco gracias a la distancia y a los años que pasaron sin verse.

Él recordaba haber vuelto a Hasetsu luego de terminar la universidad, habían sido demasiados años lejos de casa, pero volvía orgulloso con un título universitario en medicina, listo para iniciar su especialidad.

Cuando llegó a su hogar, preguntó con curiosidad por su querido amigo Vitya, estaba listo para disculparse por la demora, pero sus padres le dieron la mala noticia de que había abandonado el orfanato luego de cumplir la mayoría de edad.

—Vino a despedirse antes de partir. Dijo que iría a Tokio y que esperaba algún día volver a coincidir contigo. Él en verdad espera que te vaya muy bien en tu profesión —había explicado Hiroko.

A Yuuri se le había formado un nudo en el pecho, sintiendo como si hubiera abandonado algo sumamente importante.

—¿No les dijo a dónde iba exactamente?

—Ni siquiera él lo sabía con certeza. Le pedí que nos llamara cuando se instalara en su nuevo hogar —suspiró—. Me preocupa mucho, es demasiado joven e ingenuo.

La preocupación de Yuuri aumentó en aquel entonces. No tenía manera de comunicarse con Viktor, sus esperanzas de reencontrarse con él se habían ido. Tendría que ocurrir un milagro para encontrarlo por casualidad en la ciudad más grande del mundo.

Fue entonces cuando se dio por vencido, aunque no perdía la esperanza de encontrárselo algún día. Si lo deseaba con todo su corazón quizás lo haría.

Lo que ahora en la actualidad no entendía, era cómo rayos no lo había reconocido. Sí, cuando llegó a urgencias estaba tremendamente herido, con su rostro lleno de golpes y casi irreconocible, pero eso iba en contra de lo que siempre creyó que pasaría si se reencontraban. En su mente estuvo por años la ingenua escena de ambos mirándose a lo lejos, reconociendo sus miradas y corriendo uno hacia el otro ara fundirse en un fuerte abrazo.

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