3. Recuperación

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Start Over Again

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Recuperación

Los días eran difíciles. Viktor luchaba contra el dolor en cada momento, luchaba también contra sus temores, sus pesadillas y el miedo que sentía de salir nuevamente a las calles. Incluso un día tuvo el impulso de decirle una locura a su médico.

—¿No me pueden extirpar el útero y todo lo que me vuelve omega? —preguntó con la mirada vacía, viendo a la nada. Había estado en silencio todo el día, hasta ese momento.

—¿¡Pero qué dices?! —se espantó.

—¿Quién me garantiza que no volverán a atacarme? —suspiró, cansado de todo—. Esto me lo gané por… ¿Ser un omega? ¿Por andar en las calles siendo muy tarde? ¿Sabes? Yo salía de trabajar, no andaba a esas horas por diversión. Y volverá a suceder, pero… ¿Me atacarán de nuevo? No quiero ser más omega.

—Viktor… no digas eso —seguía espantado.

—Es la verdad.

—¿No quieres tener hijos algún día?

Los ojos del ruso se llenaron de gruesas lágrimas.

—¿Quién en su sano juicio querría tener hijos con alguien como yo?

Yuuri respondió inmediatamente y sin pensar.

—Yo.

—Ni siquiera lo pensaste.

—Es que no hay nada qué pensar.

—Lo dices porque somos destinados, pero no conoces nada sobre mí. Y tener hijos… no es lo mío —lo miró con recelo. Yuuri le dedicó una linda sonrisa y limpió sus lágrimas con cuidado y amor.

—Sí, somos destinados y eso nos une. Pero yo… —sonrió como tonto—. Llámame loco, pero yo siento algo por ti aunque no te conozca. Y sí, quizás sea cosa de ser “destinados”, pero aun así —acarició su cabello—, siento que, aunque no estuviésemos unidos por ese vínculo, yo sentiría algo por ti.

El ruso se echó a llorar con más ganas. A veces el sentimiento lo desbordaba, la situación lo hacía sentir que se ahogaba y no encontraba otra forma de sacar su frustración más que esa.

—Tienes miedo de salir a las calles, pero no te has puesto a pensar en que de ahora en adelante estaré a tu lado, claro, si tú me lo permites.

Viktor se sonrojó tiernamente.

—Además, hablaremos con tu ginecóloga para que encuentre los supresores indicados para ti, así no tendrás tanto problema en tu próximo celo, ¿estás de acuerdo?

El aludido asintió, poco a poco se iba sintiendo más tranquilo, ese doctor le estaba otorgando una paz que solo Chris había conseguido darle.

Días después, Viktor se encontraba muy inquieto en su cama.

—Estoy cansado de estar acostado.

—Pero joven, es mejor que siga en cama.

—Llevo casi una semana así —se quejó, estaba desesperado.

—¿Qué ocurre? —entró Yuuri al cuarto.

—Quiero pararme.

—No es muy recomendable, ¿por qué quieres…? —fue interrumpido.

—Quiero ser capaz de ir al baño por mí mismo —se sonrojó hasta las orejas, desviando la mirada con un muy mal humor marcado en su expresión.

Yuuri suspiró con una leve sonrisa y asintió.

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