¿Está bien que estés en mi cabeza?

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Para empezar: no tengo ni idea de que sentir

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Para empezar: no tengo ni idea de que sentir. Cada vez que entraba al set de filmación algo en mi interior se removió.

-No me siento bien. -le hice saber a mi manager.

-¿Qué pasa? ¿Qué tienes? -dijo con preocupación. Se acercó a mí lado y acarició mi espalda-. ¿Te duele algo?

Negué con la cabeza.

-Es el estómago. Cada vez que él aparece me da tanta ansiedad y simplemente quiero hacerlo bien. Cada vez que me mira algo crece y me incómoda. -dije. Más para mí que para ella.

-¿Él? ¿Quién es él? -preguntó y su preocupación se multiplicó.

-No me entenderías o quizá sí. No lo sé.

-Sí no me dices no puedo ayudarte. ¿Quieres que llame a alguien? ¿Quieres hablar con alguien más? -preguntó y se levantó. Tomó su teléfono y tecleo esperando mi respuesta.

-Puedes... ¿Puedes llamar a Aryan? -sostuve mi abdomen y la mire a los ojos suplicante.

-¡Sí! Esperalo aquí -asintió frenéticamente y salió corriendo.

Se fue y al cabo de minutos Aryan abrió la puerta del trailer y entró tan preocupado que en segundos me sentí mal de haberlo hecho correr.

-¿Qué tienes? ¿Qué está mal? -preguntó mientras me acercaba a él, acomodó su brazo en mis hombros-. Walker pregunta por ti, dice que hoy no lo has saludado.

Al instante ese leve tirón en el estómago se multiplicó.

-Es que... no sé lo puedo explicar a mi manager. Quizá a ti sí. -ya ni sabía que decir pero continúe-. Yo... Cada vez que lo veo... él tiene algo que no sé, no me quiero confundir. Sería echarlo todo por la borda.

Se me quedó viendo, claramente extrañado de mi raro monólogo, algo en su expresión cambió y asintió como si empezará a entender.

-¿Walker, verdad? -preguntó y con duda, como si no estuviera segura, asentí.

-¿Acaso sientes ese leve tirón en el estómago cuando lo ves, esas "mariposas"? -continuó.

-No son mariposas, son unas estúpidas lombrices. ¿Y si tengo ascariasis?

-No. -rió levemente-. Creo que sientes algo por Walker. Quiero decir... que te gusta Walker.

La compasión de su voz sólo hizo que me entrarán ganas de llorar. Mis ojos rápidamente se nublaron y pequeñas calientes lágrimas empezaron a brotar.

-No puedo. No quiero sentir esto, a lo mejor y estoy confundida. No quiero arruinar nuestra amistad por mis estúpidos sentimientos pero hay algo en él que simplemente... -negué con la cabeza-. Olvídalo. Terminar esa frase confirmaría lo que has dicho.

Aryan solo me miraba con compasión, con una lástima que hacía pequeño mi corazón.

-Mira, no puedes guardarte para siempre tus sentimientos. Tarde o temprano te delatarán. Pero podemos hablar esto más tarde ¿Sí? Iré a tu casa y te ayudaré con esto. Ahora solo necesito que dejes de llorar y vayamos a dar lo mejor de nosotros. -Las caricias en mi espalda no había parado.

Asentí levemente. Él tomó un pañuelo y secó suavemente mis lágrimas. Sorbí mi nariz y respire profundo.

-Te lo juro, esto no me gusta nada. El amor debería sentirse como estar drogado, no como si tuvieras la culpa de algo. -Dije.

-Lo sé, Lottie. Pero no tienes la culpa de nada, sé lo que se siente querer tanto algo y el miedo de perderlo. Walker no te perderá a ti y tú no lo perderás a él. Eso te lo prometo.

Asentí. Relaje mis hombros y mentalicé de que todo estaría bien. Mantendría mis sentimientos guardados en llave, primero era mi amistad con él.

-Sé lo que estás pensando. -Aryan habló-. Sabes que conmigo puedes hablar tanto como quieras. Mantendremos esto en secreto si así lo quieres, pero, por favor, habla conmigo.

Lo abrace y le hice saber que así sería. Prometimos hablarlo más tarde y no comentar nada sobre qué había estado llorando.

Salimos del trailer y nos encaminamos a la sala de estudio que teníamos en el set de grabación. Esas salas se ocupaban para hacer tareas escolares y se nos brindaba una profesora extra para alguna materia que necesitáramos.

Al entrar vimos a Walker haciendo un trabajo de álgebra. Nos vio y pasó sus ojos de Aryan hacia mí y viceversa. Cualquier cosa que estuviera pensando no la comentó.

-¡Hola, Charlotte! No te había visto. -dijo, dejando el lápiz a un lado.

Aryan dió un leve apretón a mi mano y se encaminó a tomar asiento frente a la mesa de Walker.

-Hola... ¿Matemática?

-¡Sí! De hecho, quería pedirte ayuda. Alguien por ahí dijo que se te da bien la mate.

-Claro... -dije no muy convencida. Se hizo a un lado dándome espacio para sentarme junto a él.

Después de evitar cualquier contacto visual con él mientras le explicaba y resolviamos algunos ejercicios, pareció darse cuenta de lo que yo hacía.

-¿Charlotte? -susurró-. Parece que te estoy obligando a enseñarme. ¿Te pasa algo?

-No, no. -negué rápidamente-. Solo estoy pensando en... un libro. Ya sabes como me pongo cuando termino uno.

-¡Oh, sí! Recuerdo cuando terminaste «Tan poca vida» me llamaste y terminamos llorando juntos. Me gusta que hagas eso, que me incluyas. -Comentó. Yo sólo quería vomitar, estúpidas lombrices.

-Dime. ¿Qué libro te dejo así esta vez? -volvió a hablar.

-¿Qué te parece si mejor terminamos la tarea? Ya te diré yo después sobre el libro.

-Ya me cansé del álgebra. Si soy sincero, prefiero escucharte a ti. Escucharte hablar de tus gustos...

Carraspie. No me estaba ayudando en nada, hace menos de una hora estaba llorando por mis sentimientos y él, inocentemente, no estaba ayudando a calmar ese tirón en el estómago.

Me dió una mirada significativa. No sé cuántos segundos o minutos se me quedó viendo. Sus ojos azules miraban los míos y él era inconsciente del cómo me hacía sentir.

Como si por fin el destino se apiadara de mí, escuchamos que alguien entraba. Desvíe mi mirada pero aun sentía sus ojos sobre mí.

-Chicos. ¿Están listos para ver a Percy pelear con Ares? -dijo el director con ánimo.

Rápidamente nos levantamos de nuestros asientos y asentimos frenéticamente. Ver pelear a Walker contra aquel gran hombre, Adam Copeland, quien interpretaba a Ares, fue increíble.

Se notaba lo mucho que habían entrenado juntos, hacían arreglos y entre los dos modificaban pequeñas cosas para hacerlo aún más real. A veces Walker volteaba verme, con sus ojos me preguntaba si aquello me entusiasmaba tanto como a él, si lo estaba haciendo bien y sobretodo, si me gustaba.

Yo sólo podía sonreír, me senté junto al director de cámaras y a través de ellas miraba como Walker y Adam peleaban a espadazos. Hubo momentos en que sólo podía mirar a través de la cámara y preguntarme que pasaría si me confesaba a él.

Mirándolo podía obtener el coraje que se necesitaba para decirle todo aquello que yo misma quería callarme. Mirándolo, el confesarme no sonaba tan mala idea. Mirándonos podía pretender que el él era mío.



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𝗣𝗝𝗢 𝗖𝗔𝗦𝗧 | 𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora