El secreto Pt. 2

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Charlie intentó sonreír todo lo que quedaba de la partida del Monopoly

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Charlie intentó sonreír todo lo que quedaba de la partida del Monopoly. Había perdido sus propiedades en cuestión de media hora, sus amigos revoloteaban de carcajadas. Intentó enfocarse en el presente, en el juego, pero su cabeza estaba donde Charlotte.

Su cabeza se giró por puro instinto hacia las escaleras, Charlotte descendía de manera relajada y hasta con pereza. Su pijama de seda rosa y el peluche de pulpo entre sus brazos fueron el detonante de sus emociones.

Se aclaró la garganta mientras se acomodaba mejor en el sillón. Los demás se dieron cuenta de que Charlotte venía hacia ellos y la animaron para que viniera a ver como Walker también perdía sus propiedades.

Charlie se sintió morir justo cuando ella tomó asiento a su lado. Sus uñas cortas dejaron marcas de fuerza en su cuello, estaba nervioso. Volvió a acomodarse para darle más espacio y cuando ella lo miró, sólo pudo devolverle una sonrisa de labios apretados.

Grave error.

Charlotte pasó todo lo que restaba del juego tomando su brazo. Era escandalosa para reírse, aplaudía y le pegaba a los demás, señalaba con el dedo y se cubría la boca. Su carita conservaba ese leve rubor indicio de haberse levantado.

Charlie se sentía tan nervioso, una leves gotas de sudor se deslizaban por su cara incluso si la calefacción estaba baja. Se arrepentía. Tanto que no logró guardar tanto tiempo ese secreto.

El peluche de Charlotte cayó a sus pies, él se inclinó para recogerlo pero ella también pensó lo mismo. Se inclinaron al mismo tiempo y sus caras quedaron a centímetros. Charlotte le sonrió como se le sonríe a un amigo o a un hermano y eso, eso lo hacía sentir peor.

Observó los labios que había besado con anterioridad. Sentía que había roto todo aquello que prometió cuidar. Los latidos de su corazón sonaban en sus oídos como una mala canción. Se alejó de manera apresurada, como si Charlotte fuese una llama al rojo vivo y él no quisiera quemarse.

Se levantó del sofá, llamado la atención de más de alguno. La sonrisa de Charlotte se borro, pensó que quizás olía mal o Charlie estaba enojada con ella. Había aprendido por las malas que no le gustaba que sus amigos huyeran de ella.

Charlie se pasó las manos por el cabello y salió de la sala. Una sombra de dolor cruzó por la cara de Charlotte, intentó poner atención de nuevo al juego pero al cruzar sus ojos por el tablero, Aryan la observaba con curiosidad.

Charlotte decidió contar hasta 60 segundos para darle tiempo pero sólo logró contar los primeros diez y salió de la sala. Charlie estaba de espaldas, en la cocina, con los brazos en la encimera de mármol. Su mirada estaba fija en en sus manos frente a él. Temblaba.

—¿Charlie? —preguntó y él se estremeció.

—Perdóname.

Se hizo un silencio gélido, fue casi como si la puerta del refrigerador si hubiera abierto.

𝗣𝗝𝗢 𝗖𝗔𝗦𝗧 | 𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora