"Extrañamente el universo siempre se encarga de reunir a las personas equivocadas en momentos correctos para llevar a cabo momentos perfectos"
A mitad de su 7mo semestre de literatura Sebastián veía cada vez más cercano ese día, el día con el que había soñado desde el día que piso por primera vez las instalaciones de aquella universidad, le hacía mucha ilusión lo que le mostraba el camino de ahí en adelante, ya habían pasado algunos meses desde que Sara se encargara de dejarlo al descubierto frente a su madre, y... aunque esta le había vuelto a dirigir la palabra era claro que todo era diferente, su madre siempre se mostraba fría y distante, como si mas allá de su carrera no hubiese nada mas que le interesase saber de este, razón por la cual y después de meditarlo mucho y secundado por el ánimo que mateo le influía tomo la decisión de irse de su casa, ya hacia mucho tiempo se había dicho que antes de los 25 levantaría vuelo fuera del nido y en vista a los recientes hechos se dijo que ese era el mejor momento para cumplir su palabra, unas semanas atrás había encontrado un buen piso relativamente cerca a la universidad y gracias a los hilos que Mateo había movido ya se encontraba laborando de nuevo, aunque haciendo uso de su buen sentido en las finanzas y la economía aún conservaba algo del dinero de su liquidación, pensó que lo mejor era hacerse de un nuevo empleo antes de que sus reservas escaseasen, y aunque estuvo reticente a la ayuda que Mateo le brindase al final optó por aceptar y ya llevaba un mes en su nuevo empleo, no era precisamente lo que esperaba pero se acercaba a su carrera, trabajando en un pequeño cubículo se la pasaba haciendo revisiones a todos los artículos que recibía por parte del staff de periodistas ávidos de la vida social, ese nunca habría sido el panorama que se habría imaginado pero no por esto no terminaba sucumbiendo ante uno que otro chisme que leía mientras hacia sus respectivas revisiones.
Mateo por su parte se había decidido en cuerpo y alma a mejorar en la universidad y hasta el momento lo estaba logrando, ese semestre estaba poniendo todas sus fuerzas en sacar lo mejor posible sus asignaturas y con tan excelente profesor particular sabia que lo iba a lograr, de los siete días de la semana se pasaba mas de la mitad en el apartamento de Sebastián recibiendo exhaustivas clases, jugueteando y dedicándose a otros menesteres, y es que aun sintiera que su vida era por así decirlo perfecta no dejaba de sentir cierto temor respecto al silencio de Esteban y es que de verdad lo conocía mejor de lo que este se conocía así mismo y es por esa razón que su silencio mas que reconfortarlo le hacía sentir inquieto, cosa que por otro lado no se veía amainado ya que Adriana después de aquellas declaraciones y tan acalorada discusión no había vuelto a meterse con él, eso le hacía sentir inquieto, sabia que como rezaba el adagio popular "bajo el aterciopelado tapete de las rosas siempre se escondía un infierno de espinas" y el pasar de los días silenciosos solo le hacía sentirse mas y mas inquieto, algo que por mas que Sebastián intento dejar pasar por alto no logro contenerlo por mas tiempo, y una noche después de una maravillosa sesión de mimos y arrumacos no pudo mas que hablar de ello.
-Mate... Hay algo de lo cual quisiera hablarte o bueno preguntarte hace algunos días, pero no se como abordarlo- rompió el silencio Sebastián después de unos cuantos segundos abrazado a su espalda -si... claro Sebas, ¿qué sucede?- respondió a su vez Mateo mientras se giraba para mirarlo a los ojos y con una pequeña sonrisa instándole a que hablara -bueno... no se si sean impresiones mías, pero te noto algo angustiado, he intentado hacerme el de la vista gorda respecto a esto pero me gustaría saber que te tiene tan inquieto, en las noches te veo girar en la cama una y otra vez, de lo que hace que te conozco se que eres una persona de buen dormir, tocas la almohada y caes cual piedra, pero desde hace unos días no es así, ¿qué te sucede?- soltó Sebastián a la vez que esquivaba su mirada ya que se le había creado un nudo en la garganta de solo ver como sus ojos verde-ambaricos se había clavado en ellos en todo el tiempo que le tomo expresarse -tienes razón- soltó Mateo por lo bajo mientras se acostaba mirando hacia el blanquecino techo de la amplia habitación -se que prometimos no volver a hablar de esto, y que nos prometimos ser felices por encima de cualquier cosa siempre y cuando esto no dañara a tercero, pero... -Mateo hizo una pausa la cual uso para pasarse la mano derecha por el rostro mientras atisbaba que la intriga en el rostro de su amado más allá de dispersarse iba en aumento- pero siento que si lo hicimos y mas allá de lo que tal vez nos lo hubiéramos propuestos ese daño fue mas directo de lo que pudimos imaginar y eso se nos devolverá... -notando que Sebastián no se inmutaba en interrumpirle decidió ir al grano- conozco muy bien a Esteban, es una persona demasiado temperamental y vengativa, sin contar que es mas caprichoso de lo que yo mismo podría ser, y su silencio me tiene un poco... No se, impaciente, se que en su momento llegara alguna represalia de su parte pero ahí está el meollo del asunto, no se cuando, como o que, y eso es lo que me asusta- Mateo no tenía más por decir, en la estancia se creo un silencio incomodo el cual Mateo esperaba fuera roto por su amante idiota ya que sentía que añadir algo era irrelevante, y después de unos segundos que a Mateo se le antojaron horas Sebastián irrumpió el silencio clavando sus cristalinos iris en los de el inquieto Mateo diciéndole - se o me imagino a que te refieres, y aunque no le conozco tanto como tú también espero alguna especie de venganza de su parte, pero créeme cuando te digo que no creo que llegue a encontrar algo que pueda amilanar esto que siento por ti, te amo, lee mis labios y escucha mi voz, te amo mas de lo que tal vez tu mismo has llegado a amarte en tu vida y eso es demasiado comparado con lo narcisista que eres (bromeo Sebastián) y este amor no morirá bajo ninguna circunstancia, así que despreocúpate y piensa en que sea lo que sea que haga Esteban yo estaré aquí a tu lado, y es una promesa- concluyó Sebastián a la vez que levantaba su mano izquierda en señal de palabra de honor, Mateo se giró de costado para besarlo y abrazarse contra su cuerpo sintiéndose un poco reconfortado pero no sin pensar en aquella cuestión de su pasado que aunque creía imposible de que Esteban la supiera igual no dejaba de estremecer sus fibras cada vez se planteaba en su cabeza.
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Niño bien, Niño Mal
De TodoSebastian nunca pensó en que aquel seria el cliente mas detestable que pudiese existir en el mundo, solo esperaba que terminara la noche, pero para Mateo la noche nunca termina si así él no lo decide, un mal inicio un extraño final, un amor sincero...