龙 : 06

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( 13 de octubre, Spring Time )

Jimin había creído tontamente que un pequeño beso le bastaría, pero su fantasía duró dos semanas enteras.

Contaba al menos unas seis veces que se había escapado en estas dos semanas, colándose por la puerta trasera y esperando en el callejón, para besar a Yoongi durante una o dos horas.

A su favor estaba el frío, que hacía que las calles carecieran de transeúntes, y siquiera lo molestaba porque aquel pelirrojo le daba el calor necesario.

Sin embargo, habían sido solo besos rudos y necesitados, frotando sus lenguas y moviendo sus mandíbulas con fervor, buscando contacto sobre la ropa. Nada nuevo, nada más allá.

Por más de que ambos se emocionaban bastante y comenzaban a jadear contra la boca ajena, Jimin comenzaba a sentir a su consciencia pellizcarlo cuando Yoongi trataba de siquiera de quitarle la chaqueta; antes de las doce, salía corriendo con terror.

Ahora él era Cenicienta...

Al menos Min había comprendido, y no intentaba colar sus manos en su ropa y buscar más contacto. Mantenía los límites de Jimin y solo le seguía, como si de un reflejo se tratara.

Yoongi nunca se negaba, rechistaba o defendía, él solo dejaba que Jimin lo guiara, que le diera vueltas y luego lo parara bruscamente, como en una atracción de feria.

En esos días, las conversaciones fueron realmente escasas, pues no pasaban de un "¿cómo te fue?", o un "¿has estado fumando?", para luego besarse y que Jimin corriera a casa a bañarse luego de un rato.

Sí, porque ahora se bañaba luego de besar a Yoongi.

No importaba si eran las doce de la noche y el frío lo hiciera temblar hasta sentir que se le caerían las manos, debía limpiar algo en él.

No sabía exactamente qué, quizás era la colonia del pelirrojo o el olor a tabaco con café que él desprendía.

O quizás era su creciente homosexualidad, que aumentaba sin parar conforme se dejaba llevar por aquellos actos. Aquella que le dolía en el pecho y le hacía sentir bien, pero a la vez lo torturaba, dándole vueltas a su cabeza.

Quizás trataba de borrarse lo maricón de la piel antes de que sus padres lo vieran, o antes de que Dios se diera cuenta.

Ojalá de noche estuviera lo suficientemente oscuro como para que él no lo estuviera observando.

Jimin no era devoto a Dios, solo le tenía miedo por todo lo que escuchaba en la iglesia.

¿Yoongi creería en Dios? Y si así era, ¿no se moría de miedo cada vez que se metía con un hombre?

No se lo preguntaría, pero pensar en Yoongi siempre hacía a su cabeza dar vueltas hasta marearlo, mezclando sus ideas.

Sin embargo, esta mañana no tendría que pensar ni en Yoongi, ni en Dios. Finalmente era su cumpleaños y su primera petición había sido faltar a la misa.

Su madre lo discutió durante horas, pero finalmente aceptó, diciéndole que se arruinaría su vida, pero lo haría solo.

Desayunó huevos con salchichas e incluso bebió chocolate caliente. Una de las comidas más decentes que había tenido en semanas.

Dragon Empire | myg + pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora