( el calendario, San Francisco y otros secretos de Yoongi )
—Desearía poder ser un bailarín y verme bonito como las chicas en la escuela, Dios. Y no quiero que mi mamá y mi papá peleen más porque hacen llorar a mi hermanito, y él aún no sabe hablar para pedírtelo. Amén.
El pequeño Jimin se puso de pie y se persignó, moviendo sus regordetas y pequeñas manos desde su frente a su estómago, por sus dos hombros y finalmente a sus labios.
Se había levantado a las cuatro de la mañana para hacerle el desayuno a su progenitora, pues era el día de la madre. Quería darle una sorpresa antes de que ella se fuera a trabajar todo el día, llevara a su hermanito a la guardería y Jimin tuviera que caminar solo a la escuela.
Porque la mayoría del tiempo, sus dos padres olvidaban que estaba allí, de no ser para quejarse de algo que hiciera.
Cuando entraba con lodo a la casa, cuando hacía un desastre con la comida, cuando se peleaba con otros niños y el director llamaba a casa... Jimin solo era notado cuando hacía lo que estaba mal.
¿Necesitaba hacer siempre lo indebido o peligroso para que su familia recordara que él existía?
No estaba seguro, pero a veces se metía en problemas solo para que sus padres se sentaran a mirarlo y hablar; quizás con odio y molestia, pero recordaban que tenían un hijo.
Al menos no eran así con Jihyun.
Aunque eso solía darle celos, jamás desearía el mal a su hermanito.
El niño salió de su habitación y se adentró a la pequeña cocina, caminando en puntas por la soledad de aquella madrugada. No había más luz que la luna en el exterior, y el reflejo de las farolas frente al edificio.
La cocina, a pesar de ser pequeña, tenía una puerta de vidrio que daba a un balcón en el que apenas cabían su padre de pie cuando fumaba en las tardes o mañanas. Tenía cerca de dos metros de horizontal y uno de vertical hacia la calle.
El joven abrió un poco la ventana y miró a la calle: pudo ver al guardia que solía vigilar la calle, y a lo lejos las vecinas de arriba algo ebria.
Ellas eran dos mujeres que a veces iban de manos, y tenían sortijas a juego. Su padre decía que eran aberraciones, su madre que solo eran amigas. Jimin creía que tenían que ser esposas, pero su cerebro no terminaba de comprender la situación.
El policía vio a las muchachas y se acercó a ellas, para decir algunas cosas y tomarlas de los brazos, pero las muchachas solo forcejeaban. El hombre incluso intentó tocar el trasero de una de ellas, pero la otra mujer le empujó con fuerza, para luego tomar la mano de su novia y correr al edificio.
El policía había sacado su porra y se había levantado para seguirlas. Jimin solo escuchó las pisadas fuertes, hasta que pasaron frente a su puerta y luego otras más pesadas.
Antes de que las pisadas más ruidosas llegaran arriba, escuchó la puerta cerrarse con seguro. El guardia pasó unos minutos tocando y finalmente se rindió, bajando las escaleras con más lentitud.
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Dragon Empire | myg + pjm
FanfictionCuando Jimin, un boxeador harto de su miserable vida llena de sueños rotos y carente de amor, decide adentrarse en el bosque de su pequeño pueblo natal para pararse en las vías del tren y acabar con su suplicio, esperaba sumirse en la oscuridad de l...