( la cicatriz: externa e interna )
Cuando Yoongi despertó solo, tuvo miedo por un momento. Quizás aquel pelinegro se había cansado de su inestabilidad, de su problema con el sexo y su misterio con el pasado.
Estiró su mano a lo largo del colchón y no había señal alguna de otro hombre, ya incluso el lugar estaba frío, demostrando que lo había dejado en soledad hace un buen rato.
Miró el techo unos segundos y pensó.
Jimin había visto su caja, había leído sus libros y había visto el calendario. En el libro, al menos, solo había pequeños escritos que agregaba sobre los poemas que más le gustaban; en la caja, solo estaban esas pertenencias femeninas de las que aún no era capaz de deshacerse; pero el calendario...
Bueno, seguro él no lo entendía. Debía creer que solo eran fechas al azar que marcaba por gusto. Quizás era momento de agregar una nueva fecha...
Un olor a quemado lo interrumpió, haciendo que se pusiera de pie al instante. Debía haber dejado el horno encendido el día anterior, cuando hizo la pizza y luego se fue a dormir lleno de furia.
Yoongi nunca se enojaba, pero cuando lo hacía, era incapaz de controlarse.
Salió a pasos rápidos, rogando por encontrar el departamento intacto ante el posible trozo de masa achicharrado, pero se detuvo en seco al abrir la puerta cuando vio a Jimin de espaldas en la cocina, picando frutas y volteando rápidamente un panqueque negro.
—¡Joder! —Park se limpió el rostro con una manga y miró el desayuno oscuro y con olor a carbón.
Entonces, el corazón de Min dejó de preocuparse, y tan solo sintió un calor en el pecho que lo hizo sonreír mientras miraba a su enamorado unos segundos. Luego se aproximó y lo abrazó por la espalda, apoyando su quijada en el hombro ajeno.
—Buenos días, bebé —susurró en su oído, besando el lóbulo y cerrando sus ojos.
—No debías despertarte. Era una sorpresa. —Jimin secó sus manos con un trapo y se volteó para quedar frente a frente con el mayor, quien apresó su cintura sin dudarlo.
—¿Me hiciste el desayuno? —Yoongi le empezó a dar repetidos besos en la mejilla, sin dejarlo ir.
—Sí, pero no se supone que miraras. Espérame en la mesa.
—Lo que mi hombre diga —Yoongi le dio un último beso y se sentó en la mesa, mirando al pelinegro, con su cara apoyada en la palma de su mano y su codo afincado en la mesa. Lo miraba como un tonto enamorado y eso hacía a Jimin ruborizarse sin remedio.
—¿Dormiste bien?
—Sí, ¿tú?
—Jamás había dormido tan bien. Siempre suelo tardar horas en conciliar el sueño y me despierto toda la noche, pero esta vez dormí increíble.
Jimin colocó en la mesa un plato con tres panqueques de un marrón tan oscuro que ya se consideraba negro, a su lado unas frutas picadas en cubos demasiado irregulares y un café negro que estaba algo tibio y se veía demasiado aguado.
—Lo lamento, cocinar no es mi fuerte... —El azabache miró la comida y se le revolvió el estómago. Era realmente malo en ello.
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Dragon Empire | myg + pjm
FanfictionCuando Jimin, un boxeador harto de su miserable vida llena de sueños rotos y carente de amor, decide adentrarse en el bosque de su pequeño pueblo natal para pararse en las vías del tren y acabar con su suplicio, esperaba sumirse en la oscuridad de l...